domingo, 30 de septiembre de 2012

Vatileaks, juicio y antecedentes históricos.


Paolo Gabriele, acusado de robar documentos
El exmayordomo del Papa se mantiene impasible en la primera sesión del juicio por el Vatileaks
Comparecerán como testigos en el juicio el secretario del Papa, monseñor Georg Gänswein, y una de las religiosas que atienden al Pontífice: Cristina Cernetti.


Juan Lara / Efe  
En medio de una gran expectación ha comenzado en el Vaticano el juicio contra el exmayordomo del Papa, Paolo Gabriele, acusado de robar documentos reservados del Pontífice, un proceso al que ha asistido impasible el imputado y que se espera concluya la semana próxima.

A las 9.30 horas local en punto (07.30 GMT) el tintineo de una campanita avisó de que entraban en la sala del Tribunal de Justicia del Vaticano los jueces Giuseppe della Torre, Paolo Papanti Pelletier y Venerando Marano, encargados de juzgar al mayordomo infiel, el hombre que durante los últimos seis años fue la sombra de Benedicto XVI, el que le ayudaba a vestirse, acostarse y con el que incluso compartía mesa y mantel.

Varios minutos antes llegó al edificio, ubicado junto al ábside de la basílica de San Pedro,´Paoletto´, como es conocido Gabriele. Impecablemente vestido, con un traje gris, camisa blanca y corbata gris, ´Paoletto´ llegó escoltado por miembros de la Gendarmería Vaticana. Se sentó en un banquillo colocado junto a la pared a la derecha de la mesa del tribunal, frente al lugar que ocupaba el Promotor de Justicia del Vaticano (fiscal), Nicola Picardi.

Junto con ´Paoletto´, de 46 años, casado y padre de tres hijos, también era juzgado el técnico informático Claudio Sciarpelletti, de 48, acusado de encubrimiento, pero no se presentó a la audiencia, según su abogado defensor, Gianluca Benedetti, debido a un problema de salud.

El informático dice que no encubrióBenedetti dijo que su defendido se declaraba inocente, aseguró que el técnico informático nunca encubrió al exmayordomo y que en el momento en el que le fue encontrado un sobre con documentación reservada vaticana reconoció a los investigadores que se la había dado ´Paoletto´.

El letrado exigió que sea juzgado aparte, lo que fue aprobado por el tribunal. ´Paoletto´ puede ser condenado por robo con agravantes hasta un máximo de cuatro años de cárcel, mientras que Sciarpelletti puede ser condenado hasta con un año de cárcel.

El secretario del Papa declararáAdemás en la sesión de ayer se ha conocido que el secretario particular del Papa,monseñor Georg Gänswein, superior directo del mayordomo del Papa, será convocado como testigo en el juicio que se reanudará el 2 de octubre, decidieron el sábado los magistrados.

Gänswein, de 56 años, considerado por algunos como la eminencia gris del Santo Padre, era el único testigo citado con nombre y apellido en los documentos procesales del juicio al mayordomo Paolo Gabriele, acusado de haber robado y fotocopiado documentos confidenciales del Papa y sus colaboradores.

Público restringidoEl juicio se desarrolló en un ambiente sereno, pero en medio de fuertes medidas de seguridad. Aunque público, sólo asistieron cinco personas, personal vaticano y no asistió ningún familiar de Paoletto. También estuvieron ocho medios de prensa internacional, a los que sólo se les permitió llevar encima papel y bolígrafo -que además los dio Vaticano para evitar grabaciones- y se impidió la entrada de cámaras de televisión, radios y otros medios.

La abogada de Paoletto, Cristina Arrú, presentó varias objeciones, entre las que figuraba la recusación frontal del proceso, y que fueron rechazadas. Pidió que fuera incluida en el proceso las declaraciones de los testigos recogidas por la Comisión Cardenalicia creada por el papa para investigar el escándalo, pero el tribunal lo rechazó, señalando que esa comisión fue creada según el Código de Derecho Canónico, mientras que el juicio se desarrolla según el Código Penal del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El escándalo ´Vatileaks´Desde que estalló el escándalo, conocido como Vatileak, la Comisión Cardenalicia, presidida por el español Julián Herranz, interrogó a una treintena de personas. A la sesión de ayer fueron llamados un total de 13 testigos, ocho para la parte de Gabriele y cinco para la de Sciaperletti.

Entre los llamados estaban Georg Ganswein, secretario particular del papa, Cristina Cernetti, una de las laicas que forman parte de la llamada "Familia Pontificia", que cuida el apartamento papal y un religioso Carlo María Polvani. Ninguno de los tres se presentó. Sí asistieron ocho testigos, todos miembros de la Gendarmería Vaticana, entre ellos su titular Domenico Giani.

Segunda audiencia del juicio: 2 de octubreEl próximo día 2 de octubre, cuando se celebre la segunda audiencia, será interrogado Gabriele y serán llamados los testigos. No se descarta que ese día testifique monseñor Ganswein, de cuyo despacho sacó Paoletto los documentos que luego filtró a la prensa y publicados en el libro-escándalo "Sua Santitá", de Gianluiggi Nuzzi, que desvela intrigas vaticanas.

También podrá ser llamada Cristina Cernetti, una de las cuatro laicas consagradas de la comunidad "Memores Domini" que cuidan en el apartamento papal. La laica estaba ayer en Castel Gandolfo, donde el Papa continúa transcurriendo este periodo estival. El Pontífice regresará al Vaticano el lunes. El tribunal espera concluir el juicio la semana próxima, tras celebrar cuatro audiencias.

Esta primera sesión fue sobre todo "técnica" y no aportó ninguna luz sobre el escándalo. Durante la misma no se habló de los eventuales cómplices que aparecen identificados en el proceso de instrucción con las letras "B" (al parecer un sacerdote padre espiritual de Gabriele) "Y", "W" y "X".

Esta es la primera vez que se celebra en el Estado de la Ciudad del Vaticano -creado con los Pactos Lateranenses de 1929- un proceso penal de esta envergadura.

Se llamaba Rudolph Gerlach
Otro camarero del Papa fue condenado, hace un siglo, por espía: estuvo en prisión y huyó
Rudolph Gerlach, un joven y atractivo monseñor de origen bávaro, fue espía anti-italiano en el entorno de Benedicto XV.

Andrea Tornielli/Vatican Insider  
Un “camarero secreto” con la pasión de la inteligencia, infiltrado en el apartamento pontificio. Un Papa de nombre Benedicto, un alto funcionario discreto y confiable de nombre Monti que jugó un papel clave para ayudar al Vaticano en un momento difícil...

Comenzó en el Vaticano el proceso en contra del ex ayudante de cámara Paolo Gabriele, que ha confesado haber robado y divulgado documentos secretos del escritorio papal, pero la historia de espías que estamos por contar se llevó a cabo hace casi 100 años.

El Papa era Benedicto XV, Giacomo Della Chiesa; el camarero secreto era un joven y atractivo monseñorde origen bávaro, Rudolph Gerlach. Y Monti (Carlo) era el director de la oficina para los Asuntos del Culto y embajador del gobierno italiano ante el Vaticano.

Della Chiesa, genovés y arzobispo de Boloña después de una larga carrera en la Secretaría de Estado, había conocido al emprendedor Rudolph en la Academia de los Nobles eclesiásticos e inmediatamente le apreció.

Gerlach, que llegó al sacerdocio después de haber tratado, en vano, de hacer carrera de oficial en el ejército alemán, fue nombrado camarero secreto del nuevo Papa Benedicto XV en 1914, y frecuentaba constantemente el apartamento pontificio.

El contraespionaje italiano habría indicado que estaba involucrado en las acciones de sabotaje que provocaron el hundimiento de dos naves de guerra de la marina italiana, la “Benedetto Brin”, que explotó en el puerto de Bríndisi el 27 de septiembre de 1915, y el acorazado “Leonardo Da Vinci”, destruido en Táranto el 2 de agosto de 1916.

Los acusadores sostenían que monseñor Gerlach estaba en contacto con el Evidenzbureau, el Servicio de información austro-húngaro, y que usaba las noticias del Vaticano para ayudar a los enemigos de Italia.

Gerlach fue juzgado por el El Tribunal Militar y condenado a cadena perpetua. La historia, reconstruida por Annibale Paloscia en el libro “Bendito entre los espías”, concluye con la fuga de Gerlach, favorecida por el Vaticano y con la ayuda del barón Monti. Este último fue el que ofreció al camarero un pasaporte falso para que huyera a Suizae incluso logró que fuera escoltado hasta la frontera por un funcionario público.

El Papa nunca creyó en la culpabilidad de su colaborador, a pesar de que a Gerlach le recibieran con todos los honores el Kaiser Guillermo II en Berlín y el emperador Carlos I en Vienna. Los espías italianos en Suiza indicaron que el ex camarero pontificio llevaba una «vida de secular convivencia” en Davos con una condesa.

Pocos años después, Gerlach decidió abandonar el hábito y se devolvió algunos documentos vaticanos que se había llevado consigo.

Moriría en Gran Bretaña, en 1945, en donde vivía con un nombre falso y colaboraba con los servicios secretos de Su Majestad.

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