jueves, 24 de octubre de 2013

Semana de la Resistencia Indígena en la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca en Venezuela.

VENEZUELA

Por Manuel Correa y Agustina Castagnoli desde Caño Tauca.*

Del 7 al 12 de Octubre la Universidad Nacional Experimental Indígena del Tauca (UIV de ahora en más) celebra la Semana de la Resistencia Indígena para profundizar un proceso pedagógico que en boca de muchas personas parecería imposible. Una virtualidad hecha potencia cobra vida en Caño Tauca, Estado Bolívar de la República Bolivariana de Venezuela, desde hace 14 años.

¿Cómo sería una Universidad Indígena? ¿Un lugar en donde el Estado instala un edificio, sus oficinas, con su planta docente y sus programas de estudios elaborados por sus especialistas? La respuesta es que no. La UIV se construye a partir de una premisa de trabajo colectivo que funciona actualmente con la participación de 9 de los 42 pueblos indígenas reconocidos por la Constitución Nacional, que podrían ser aún más. Están organizadas en el entorno natural del Caño Tauca, donde se conformaron comunidades estudiantiles que participan diariamente en la construcción material e intelectual de una auténtica inversión del universo de lo esperable. Con el acompañamiento de los ancianos sabios de las comunidades Pemón Taurepan-Arekuna, Ye´Kwana, Sanema, Warao, E´ñepá y Jivi, faltando ancianos Uwotüja, Pumé y Yukpa -por las largas distancias que las separan del Tauca- se discutieron los aspectos centrales de la propuesta pedagógica en el marco de una semana de reflexiones históricas. Dialogaron sobre la importancia del funcionamiento de un Consejo de Sabios, la identificación de las problemáticas centrales y el posicionamiento en torno a la situación de la demarcación de tierras en Venezuela.

En Gaceta Oficial del 2010 el Estado reconoce como órgano rector de la UIV a un Consejo Provisional integrado por sabios indígenas y aliados. Depositarios del conocimiento de mayor valor para los estudiantes, los Ancianos Sabios, son quienes  mejor conocen las tradiciones y tienen más  para contar respecto de las cosmovisiones de cada pueblo. Les llaman las Bibliotecas Vivientes. Los estudiantes saben muy bien que de ellos depende el trabajo de sistematizar y registrar estos conocimientos. No sólo para que los conozcan las estudiantes de cada comunidad, sino también los jóvenes, futuros sabios, de todos los pueblos que forman parte de la UIV.  La coordinación de la Universidad está integrada por un grupo avanzado de estudiantes, ellos son los responsables de la organización de tareas en la Universidad y de diagramar las  actividades.

Dice un estudiante Ye´Kwana que su padre no tuvo la oportunidad de conocer al pueblo Warao o al Yukpa. Otro  comentó que antes de llegar a la universidad no sabía que había otros indígenas, pensaba que eran los únicos de Venezuela. Si la historia ha contado que la estrategia de dominación colonial fue la imposición del lenguaje criollo, pues aquí se transformó en una herramienta de batalla que se reconoce como efectiva en la medida en que pone a dialogar a diferentes pueblos. Cuenta otro estudiante que puede expresarse no sólo en su lengua materna y con el castellano, además, aprendió Ye´Kwana y otras tantas herramientas lingüísticas E´ñepá.

Se discutió sobre la actual situación ambiental y la importancia de modificar el patrón de criollización para poder revitalizar la relación amerindia con el entorno. Surgieron conclusiones titánicas y verdaderas. Se siente el latir de la Causa Amerindia como posibilidad para mostrarle al mundo una alternativa.  Venezuela vive un proceso político que discursivamente apunta al desarrollo de un sistema comunal. El Plan de la Patria propone la categoría de empoderamiento para referirse a ello. La UIV se pregunta sobre el sentido de dicha palabra en un país que depende de las regalías del petróleo. Para ellos, Venezuela debe preguntar por el sentido de lo comunal a quienes más saben ¿Quiénes sino los pueblos indígenas? No porque se tome como partida una vieja y gastada figura exótica de lo indígena elaborada por mucha teoría social, sino porque se reconocen como pueblos y porque el principio de prudencia en relación con el entorno natural forma parte de un proceso de acumulación de conocimientos que el Estado, ahora en un grito de batalla por parte de los estudiantes, debe reconocer.

¿El Estado Bolivariano reconoce a los pueblos y proclama sus derechos de autonomía luego del proceso constituyente de 1999? ¿Y la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (LOPCI)? Todos los derechos fueron consagrados: territorio, economía, educación, justicia, etc. Si se reconoce la Resistencia Indígena es porque este proceso de gobierno derribó aquel terrible homenaje a la violencia colonial llamado día de la raza. Pero un derecho no sólo se proclama por escrito. Aquí se le llamó letra muerta. El Estado se comprometió a demarcar las tierras, se crearon las Comisiones Nacionales y Regionales de Demarcación, el Ministerio del Poder Popular para Pueblos Indígenas. El plazo era de dos años que se han vencido hace más de diez. Los trabajos y discusiones llevadas adelante durante la semana apuntaron a reconocer como herramientas a las nuevas instancias y posibilidades legales amparadas por la constitución. También a privilegiar una apropiación de la Constitución para poder interpretarla en los lenguajes de los pueblos y ayudar a los ancianos a comprender la importancia de conocer sus derechos. Sin embargo, el problema de la demarcación persiste y la opción reclamada es un proceso de Autodemarcación para hacer efectivo el amparo de la LOPCI. Sin la demarcación, los territorios carecen de un estatus jurídico que permita presionar al Estado con mayores fuerzas. Al contrario, el retardo del proceso de demarcación despierta las mismas sospechas de siempre.  Allí se escucha el grito de los hijos del cacique Yukpa Sabino Romero, asesinado por el sicariato ganadero dos días antes de que el presidente Chávez falleciera. En aquella coyuntura, la UIV se pronunció y apoyó al pueblo Yukpa cuando en el 2010 Sabino se encontraba preso por una causa sin pruebas que lo inculpen. Fue por estar hablando muy alto sobre el conflicto por el territorio. El pueblo Yukpa obtuvo por parte del Estado 25 haciendas repartidas entre privados. Se desvía el criterio de la demarcación y la relación territorio-pueblo presente en el artículo 119 de la Constitución. El Capítulo 8 indica que las tierras son intransferibles, sin embargo, se conoce que hay ganaderos ávidos por comprar las tierras por las que el pueblo luchó. También hay indígenas dispuestos a venderlas. El mecanismo de restitución parcelado y a privados va en contra el espíritu de la lucha por un territorio del cual se pretende un reconocimiento en términos de propiedad comunal. El territorio es intransferible en la medida en que le es reconocido a un pueblo. 

Problemáticas similares se comparten entre todos los pueblos: minería ilegal, avance ganadero y proyectos de infraestructura que prometen progreso para la nación. Además, falta de representación indígena en la educación inicial y secundaria. Todos elementos que refuerzan la denuncia de jóvenes y ancianos de la UIV. Las problemáticas no sólo tienen que ver con el avance del criollo sobre el territorio. Producto de la influencia de valores y formas individualistas de pensar y sentir la economía, muchos indígenas adhieren a la opción de la migración hacia los centros urbanos en búsqueda de oportunidades que los desplazan y marginan. Los estudiantes de la UIV reconocen que podrían estar estudiando en instituciones criollas. Sin embargo cualquiera de las titulaciones conocidas por esta opción apunta a un desarrollo de vida urbano que los aleja de sus pueblos originarios y prácticas comunitarias.

Por eso es que los programa de estudios de la UIV son  Educación indígena, cuya finalidad es modificar el patrón de influencia criolla en maestros comunitarios; Derecho Indígena, para reapropiarse del discurso legal y hacer efectivos los derechos consagrados en la Constitución para la aplicación de una jurisdicción indígena relativa a cada pueblo; Agroecología, para desarrollar en las comunidades prácticas y teorías de producción sustentable mostrándole a Venezuela su efectividad; Comunicación Social Indígena, para ?apuntar la cámara hacia acá? con la utilización autónoma de nuevas tecnologías. La duración de cada programa es de 8 semestres que son atravesados con tres ejes fundamentales -concientización, cultura y producción-  por los que todos los estudiantes deben pasar. Mediando cada semestre se realizan ?periodos de campo? de dos meses en los que se registran y se proponen proyectos para las comunidades de los estudiantes.

Los egresados terminan su ciclo de formación presentado un proyecto de desarrollo comunitario que la UIV apoya. Dependen del programa que prefiera el estudiante y puede estar vinculado con un emprendimiento productivo (ej: apicultura, piscicultura) o con una investigación sobre la mitología de su comunidad. Además, es condición para egresar, realizar al menos dos cartillas bilingües que puedan utilizarse como material didáctico en escuelas de nivel inicial.

                  Se decidió elaborar un pronunciamiento -aún en proceso- de la UIV sobre los trabajos llevados adelante durante la semana. Ejes fundamentales son los persistentes conflictos por la Autodemarcación y los crímenes y violencias implicados. También se pronuncian por el caso de la represa el Chorrín sobre el territorio ancestral E´ñepá.  Se realizó un cine foro sobre el proyecto llevado a cabo en 1966 que cerró el paso de agua del Caño Manamo y que destrozó el entorno natural y las actividades productivas de indígenas Warao y criollos. Mientras que el proyecto prometía mejorar y ampliar las áreas agrícolas de la región, provocó salinización y destrucción de los suelos. Luego se sabría que el emprendimiento apuntaba a reducir gastos de traslados de minerales de empresas transnacionales. Se trabaja desde el nivel de la memoria histórica para reconocer antecedentes de los peligros que contraen este tipo de empresas.

El 12 de Octubre, día de la Resistencia Indígena, cada comunidad preparó un ritual conjunto de despedida a quien fue un auténtico órgano vital en el desarrollo de la universidad. El hermano Korta, Ajichama en Ye´kwana, Puká en E´ñepá, Ocara en Pumé o  Araunitza en Uwotüja, fue un jesuita de origen Vasco con quien comenzó el sueño de la UIV. Se diferenció de otros religiosos. Él pensaba que lo producido debe quedar en manos de las comunidades y no pasar a ser propiedad de una orden religiosa ajena. Tampoco compartía el ideal de adoctrinamiento, prefería el libre desarrollo de los cultos de cada comunidad. Se respira  su presencia y todos reconocen en su figura un referente. Muchos se acercaron a él por la huelga de hambre que realizó durante un mes en Caracas a raíz del conflicto Yukpa y que facilitó que la responsabilidad de la demarcación de territorios pasara a la Vicepresidencia de Elías Jaua. A él le fue entregada una Hoja de Ruta elaborada con participación de diversas comunidades que definía las exigencias del pueblo indígena ante la irresponsabilidad del Estado. La lucha de Korta fue recordada con lágrimas y enaltecida con la decisión de no bajar los brazos y, de ser necesario, proponer un juicio colectivo ya que el Estado falta a sus responsabilidades constitucionales. Se abrió la puerta a solicitar la presencia conjunta de todas las instituciones que acumulan responsabilidades para la puesta en práctica de la demarcación. Bastaría sólo leer en voz alta el texto para evidenciar el atraso. Ya lo dijo el Presidente Chávez al respecto del problema en la Sierra de Perijá: Al indio lo que es del Indio.

Pasó la semana y vuelta a la vida universitaria: mañanas de clases con apoyo de profesores itinerantes y jornadas de trabajo en áreas demostrativas (compostería, lombricultura, cría de patos, cría de búfalos, producción en conucos, área de vivero, etc). Llegaron buenas noticias. El Ministerio de Educación Universitaria aprobó una partida presupuestaria para la reconstrucción de la universidad. Apuntan a utilizar técnicas tradicionales de cada pueblo y mano de obra indígena junto con técnicas y mano de obra criollas para favorecer un proceso intercultural de construcción. Será un experimento de fusión de inteligencias y quienes tienen la potestad de modificar y proponer medios y fines en la construcción son los mismos estudiantes. El proceso durará 21 semanas y comenzará en  15 días aproximadamente. Veremos qué resulta de ello y cómo continúan creándose nuevas respuestas al interrogante del principio: ¿Cómo sería una Universidad Indígena? 

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