Magdalena de 30 años logra romper de este modo, el título de “princesa triste” con el que se la había bautizado, tras la suspensión de su boda anterior con un abogado que le era infiel, estallando todo en un escándalo internacional.
Su vergüenza la llevó casi a esconderse en Nueva York, pero fue en esa ciudad donde conoció a O’Neill, quien es ahora su flamante marido.
Magdalena vistió un diseño de Valentino, muy popular en la realeza, mientras en las calles de Estocolmo, al menos 200 mil personas se congregaron para ver a la princesa vestida de blanco.
La pareja recorrió un trayecto de 350 metros en la isla de Gamla Stan, el casco histórico de la capital sueca, desde el Palacio Real hasta el muelle de la isla de Riddarholmen.
Desde este punto, iniciaron un recorrido en barco hacia el Castillo de Drottningholm, donde la princesa nació en 1982 y donde hoy se celebraba el banquete de boda.
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