viernes, 3 de enero de 2014

Nicolasa, el inmenso legado de una mujer pequeña a contra género.

ETNOSUBVERSSIVOS MAPUCHE.

?Este alzamiento rebelde femenino fue un icono contra el sistema
capitalista patriarcal winka (no mapuche), que todavía no logra entender
cómo un par de mujeres de baja estatura, lograron retrasar la construcción
de la mega represa y que, además, marcaron a toda una generación de jóvenes
mapuches, que vemos en ellas el caudal ancestral que nos mantiene vivos/as,
con más fuerza que nunca y proyectándolas en nuestros/as hijos/as.?

27/12/13

Ha muerto *Nicolasa Quintreman Kalpan*, mujer mapuche, dirigenta y lideresa
del territorio mapuche pehuenche. Por todo el Wallmapu (país mapuche) se
escuchan cantos, pifilkas y trutrukas ancestrales. Ha partido en viaje con
las abuelas y los abuelos, una gran mujer pequeña que ha dejado una senda
inmensa.

Que Nicolasa sea mujer mapuche no es coincidencia. Las mujeres mapuches
tienen una fortaleza sin igual, curtida en la piel a fuerza de trabajo,
mucha alegría y por sobre todo rebeldía. Bien lo sabemos quienes hemos sido
criados/as por madres y abuelas mapuches, derechitos/as como pellin (firme
como roble) y para nada apilguados/as (sin fuerza) a la sombra de mujeres
cálidas, amables y de muy buen humor, pero tremendas cuando se enojan. Se
nubla el cielo y sentimos pasar su mirada como un relámpago por nuestra
columna vertebral: ?*la abuela se enojó*?. Muy pocas cosas hacen enojar a
las abuelas mapuches, pero cuando esto ocurre ¡por el wenumapu (cielo
mapuche/tierra de arriba) que tienen razón! Nicolasa Quintreman, la
dirigenta de Ralko Lepoy, se había enojado, estaba dolida y enrabiada,
porque nuestro azmapu (cosmos mapuche) peligraba. El río Bio-bío, ya no era
la última frontera libertaria protectora.

Nicolasa, mujer mapuche, junto a otras mujeres mapuches, levantaron su voz,
su cuerpo, sus entrañas, su todo, contra el mega-proyecto que pretendía
constreñir el Bio-bío. Este alzamiento rebelde femenino fue un icono contra
el sistema capitalista patriarcal winka (no mapuche), que todavía no logra
entender cómo un par de mujeres de baja estatura, lograron retrasar la
construcción de la mega represa y que, además, marcaron a toda una
generación de jóvenes mapuches, que vemos en ellas el caudal ancestral que
nos mantiene vivos/as, con más fuerza que nunca y proyectándolas en
nuestros/as hijos/as.

Nicolasa, desafiando las reglas del género winka femenino, que mandata a
ser mujeres sumisas, pasivas y femeninas, emprendió con todo contra las
cinco reglas del mercado, la oferta y la demanda, el bien superior de un
país, capitales extranjeros, estudios de impacto ambiental, y todos
aquellos conceptos masculinizados provenientes de una hegemónica economía
anacrónica winka, con todo el newen (fuerza) de las mujeres mapuches de
todos los tiempos.

El alzamiento rebelde femenino de Nicolasa es notable. Su ruka junto al
gran río, fue una matriz primigenia de mucha sabiduría, un útero en que se
escuchaba, se dialogaba, se compartía en nvtram (conversación) la
resistencia. Aunque muchos gustaron de recordar la caricatura de las
abuelas ?*quiebra platos en la cabeza del director de CONADI*?. Este acto,
mirado desde una perspectiva de género, fue utilizado como una bomba
racista y machista en contra de ellas, puesto que buscó desacreditar a las
hermanas Quintreman zambulléndolas en la histeria y la violencia, que sólo
dos mujeres solas, viejas y más encima mapuches eran capaces de perpetrar.
Irracionalidad pura ante tanta promesa de progreso nacional, mujeres indias
tenían que ser.

Para la dirigencia masculina mapuche tradicional, Nicolasa y las demás
también emergieron de forma sorpresiva, no acostumbrados a que las mujeres
mapuches ejercieran en la arena política del espacio público fuera de sus
rukas (casas). A más de alguno le hicieron fruncir el ceño y su buen
retorcijón de apoy (estómago) le dieron. Al inicio, pensaron en ellas como
unas ñañas esencialistas, que reaccionaban al igual que la ñuke mapu (madre
tierra) a tanto atropello winka (no mapuche). Claro está, ante tamaño
descalabro de la naturaleza, las mujeres tenían que irrumpir, para defender
su esencia. Pero no, Nicolasa y las demás no sólo se alzaron rebeldemente,
sino que hicieron política, ejercieron poder político femenino y dieron
cátedra de cómo se hace, al más alto y puro estilo de la diplomacia
mapuche, alejadas del mito del joven weichafe (guerrero) mártir.

Luego de las hermanas Quintreman, la clase política chilena y la mapuche no
fueron la misma, no somos los mismos/as. Nicolasa y las demás, sembraron un
camino que estamos recorriendo, un sendero que no tiene retorno, que
entiende un Chile nunca más sin nosotras, en el cual los pewmas (sueños) de
los ancestros/as están más vivos y presentes que nunca, rumbo a recuperar
nuestra autonomía y libre determinación.

Nicolasa, sigues viva, más viva que nunca, caminas entre los cuentos y
sueños reales de nuestras hijas, protagonizando el relato más bello y
potente, el del newen (fuerza) de las mujeres mapuches.

Bello y hermoso viaje. Nicolasa, en esta mapu (tierra) nos quedamos muchas
luchadoras de tu casta.

Marrichiweu (diez veces venceremos).

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