sábado, 4 de febrero de 2012

En Estados Unidos, "paraíso" de la democracia y panacea de libertades, el presidente Obama está empeñado en obligar a todo el mundo a aceptar la cultura de la muerte.


Fuerte reacción de Obispos norteamericanos ante política abortista del presidente Obama

(AA / Infocatólica)  Frente a esto, los Obispos de Estados Unidos se han pronunciado de manera ejemplar. "No podemos y no cumpliremos esta injusta norma ... Deben prepararse para sufrir incluso la cárcel", dijo el Obispo de Lincoln, Mons. Fabian W. Bruskewitz. El Obispo de Pittsburg opina que el presidente Obama ha dicho a los católicos: "¡A la mierda con vosotros!" (To Hell With You).
Con motivo del 39 aniversario de que la Corte Suprema reconociera el aborto como un derecho constitucional, el presidente Obama reiteró su compromiso con el "derecho" de las mujeres estadounidenses para “elegir” abortar. Pero lo que ha desatado una nueva polémica es el denominado "contracetptive mandate", por el cual se obligará a todas las compañías de seguros a cubrir todas las drogas aprobadas por la FDA, muchas de las cuales son abortivas. Es decir, un empleador estará obligado a pagar seguros a sus empleados que incluyen anticoncepción, esterilización y fármacos abortivos.
El obispo de Lincoln (Nebraska), Mons. Fabian W. Bruskewitz, ha asegurado que los católicos estadounidenses deben prepararse para sufrir, incluso la cárcel, tras la decisión del gobierno de Obama de obligar a pagar seguros que incluyen anticoncepción, esterilización y fármacos abortivos. «No podemos y no cumpliremos esta injusta norma», escribió el prelado en una carta que ordenó fuera leída en la Misa del domingo 29 de enero en toda su diócesis.
La secretaria del departamento de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, quien afirma ser católica, ha dado un plazo de un año a las instituciones religiosas para acatar la norma. "Esto significa que todos nuestros hospitales católicos, escuelas, agencias de servicios sociales y similares serán obligados a participar del mal", explica el obispo.
"Como los mártires de los primeros días, tenemos que estar preparados para aceptar el sufrimiento que podría incluir altas multas y la cárcel. Nuestra libertad religiosa en Estados Unidos está en grave peligro", advierte Mons. Bruskewitz. El prelado dijo además que la Iglesia "ha pedido al Presidente Obama que rescinda esta ley, pero todas las solicitudes han encontrado una pared y han llegado a oídos sordos" en la administración.
Monseñor David A. Zubik, obispo de la diócesis de Pittsburg, en Pennsylvania, EE.UU, ha escrito una carta pastoral en respuesta a esta vergonzosa normativa. El obispo de Pittsburg no sólo afirma que esto es inaceptable, sino que lo hace con un lenguaje tan claro que hasta el más obtuso político o burócrata podrá entenderlo. A la vez, es un lenguaje incendiario, de manera que hasta el fiel más aburguesado, apático y comodón sienta que el obispo le está pidiendo algo importante.
Tal como hacemos en Argentinos Alerta, el Obispo Zubik presenta un modelo de carta de protesta y pide a sus feligreses que la envíen al presidente Obama, a los senadores y al Congreso. También incluye los nombres y teléfonos de los senadores de su región para que la gente los contacte.
Bruno Moreno Ramos de Infocatólica se ha tomado el trabajo de traducir la carta pastoral de Mons. David A. Zubik. Dada su requeza y firmeza, la reproducimos completa a continuación. Al final la reproducimos también en inglés para aquellos lectores que prefieran leer la versión original. El texto en negritas lo hemos puesto nosotros.
¡A la mierda con vosotros!
Es realmente difícil creer que haya sucedido. Ha sido como una bofetada. El gobierno del Presidente Obama acaba de decir a los católicos de los Estados Unidos, "¡A la mierda con vosotros!" ("To Hell With You"). No hay otra manera de explicarlo.
A principios de agosto, el Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno del Presidente Obama dio a conocer las directrices en el marco de la aplicación de la Ley de Protección al Paciente y Cuidados de Salud Asequibles. Las directrices ordenaban que, antes del verano de 2012, todos los planes individuales y colectivos de seguros de salud, incluyendo los planes de autoseguro, debían cubrir todos los métodos anticonceptivos aprobados por la FDA, los procedimientos de esterilización e incluso productos farmacéuticos que producen abortos.
Hay un millón de cosas erróneas en esto: el embarazo equiparado con una enfermedad, ordenar que todos los empleadores paguen por los procedimientos anticonceptivos, incluidos anticonceptivos que, en realidad, son sustancias que inducen un aborto, obligar a los ciudadanos estadounidenses a elegir entre vulnerar su conciencia o proporcionar servicios de salud, ordenar que dicha cobertura se aplique a cada mujer en particular, sin que ella misma pueda elegir si la desea o no y obligar a todas las personas a pagar por esa cobertura, sin importar los dictados de su conciencia.
Seamos francos. Todo este proceso de hacer que estas directrices sean obligatorias socava el proceso democrático en sí mismo. En este caso, se declara desde el gobierno que el embarazo es una enfermedad y se obliga a la sociedad a aceptar una cultura de la anticoncepción y del aborto, todo ello evitando por completo el proceso legislativo.
Esto es gobierno por decreto, que ataca los derechos de todos -no sólo los de los católicos o los de las personas de otras religiones. En ningún otro momento en la memoria o en la historia ha habido una intromisión gubernamental como esta en la libertad, no sólo con respecto a la religión, sino para todos los ciudadanos. Obliga a todos los empleadores a subvencionar una ideología o verse obligados a pagar una multa mientras buscan alternativas a la cobertura sanitaria. Esto socava el concepto mismo de cuidados sanitarios y la esperanza de una reforma de los mismos, uniéndolos indisolublemente al fanatismo de los burócratas pro-aborto.
En el caso de la Iglesia, esta normativa se aplicaría en prácticamente todos los casos en los que la Iglesia Católica actúa como empleador. La normativa requeriría que la Iglesia Católica, como empleador, vulnerase sus creencias fundamentales sobre la vida y la dignidad humanas, forzando a las entidades católicas a proporcionar cobertura para anticonceptivos, esterilización y hasta productos farmacéuticos que producen abortos.
En la normativa, se incluyó una supuesta “exención por motivos religiosos", pero se definió de forma tan restrictiva que, como señalaban sus detractores, ni siquiera Jesucristo y sus Apóstoles podrían beneficiarse de la exención. Dentro de la gran variedad de instituciones católicas, la supuesta exención sólo se aplicaría a las que cumpliesen las siguientes condiciones:
  • Tener únicamente a católicos como empleados;
  • Que el propósito principal de la institución o el servicio prestado sea la instrucción directa en la fe católica;
  • Que las únicas personas atendidas por la institución sean aquellas que comparten los principios religiosos católicos (intentemos aplicar esto a nuestras instituciones benéficas católicas locales, que atienden a 80.000 personas cada año, sin discriminación en función de la fe, ¡sería imposible!)
En términos prácticos, según esta normativa propuesta, no habría “exención por motivos religiosos” para entidades católicas como universidades, hospitales, colegios, hogares de ancianos y numerosas agencias católicas de servicio social, como Catholic Charities. Fácilmente puede deducirse que la “exención por motivos religiosos” tampoco se aplicaría a los colegios católicos, a las escuelas católicas ni a las parroquias católicas, ya que a menudo tienen empleados no católicos y prestan servicios a estudiantes no católicos y, a través de sus proyectos sociales, a otras personas que no comparten las creencias católicas. Esa restringida “exención por motivos religiosos” simplemente carece de precedentes en la ley federal.
En septiembre del año pasado, os pedí que protestaseis por esas directrices a Kathleen Sebelius, secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU., y que os pusierais en contacto con vuestros representantes en el gobierno federal. Os pedí que solicitaseis que esta normativa viciada fuese retirada por su injerencia sin precedentes en la libertad religiosa y la libertad de conciencia de la comunidad católica, y en nuestro proceso democrático básico.
Lo hicisteis. Y se unieron a vosotros católicos de todo el país (y muchos otros también), que alzaron sus voces en contra de esta normativa, alzaron sus voces contra una falsa exención por motivos religiosos.
El 20 de enero de 2012, el gobierno del Presidente Obama nos respondió a vosotros y a mí. La respuesta fue muy simple: “A la mierda con vosotros".
Kathleen Sebelius, anunció que la normativa no se retiraría y que la exención por motivos religiosos no se ampliaría. En cambio, señaló que los grupos sin ánimo de lucro -que incluyen a la Iglesia Católica- tendrían un año “para adaptarse a esta nueva regla”. Simplemente rechazó las preocupaciones católicas como un obstáculo en el camino del supuesto respeto a las preocupaciones de salud y el derecho a decidir de las mujeres.
¿Sería posible insultar aún más a los católicos después de haber sugerido que no nos preocupa la salud de las mujeres? La Iglesia Católica y los católicos han construido centros de salud que son reconocidos en todo el mundo por su cuidado compasivo para todos, independientemente de su credo, sus circunstancias económicas y, sin duda, su género. En muchas partes del mundo -incluidos los Estados Unidos- la Iglesia proporciona asistencia sanitaria.
Kathleen Sebelius y, a través de ella, el gobierno del Presidente Obama, han dicho “A la mierda con vosotros” a los fieles católicos de los Estados Unidos.
  • A la mierda con vuestras creencias religiosas
  • A la mierda con vuestra libertad religiosa
  • A la mierda con vuestra libertad de conciencia
Os damos un año, nos dicen, y después tendréis que someteros. Como respondió el cardenal electo Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de EE.UU.: “en la práctica, el Presidente nos está diciendo que tenemos un año para encontrar la manera de vulnerar nuestra conciencia“.
Como ya os escribí en septiembre del año, con esta normativa, se está ignorando el proceso democrático, a la vez que se nos ordena hacer caso omiso de nuestras creencias religiosas. Y se nos dice no sólo que vulneremos nuestras creencias, sino que paguemos directamente por esa vulneración, que subvencionemos la imposición de una cultura de anticonceptivos y de aborto en todas las personas de los Estados Unidos.
Es hora de volver al trabajo. Nos han dado un año para adaptarnos a esta regla. ¡No podemos hacerlo! ¡Simplemente no podemos!
Escribid al presidente.
Escribid a la secretaria Sebelius.
Escribid a nuestros senadores.
Escribid a los miembros del Congreso.
Por ejemplo, podéis escribirles algo así:
[Incluye un modelo de carta, ver texto en azul en la versión en ingles de abajo]
Esta normativa puede ser cambiada mediante presión en el Congreso. La única forma de que esto se consiga es que vosotros y yo hagamos lo que tenemos que hacer.
Hacedles saber que vosotros y yo no dejaremos que nos intimiden o (peor aún) que nos ignoren a causa de nuestra fe católica.
Hacedles saber que vosotros y yo no dejaremos que se ponga en peligro nuestra libertad religiosa.
Hacedles saber que vosotros y yo no dejaremos que se rescinda nuestra libertad religiosa.
Nadie, ni siquiera el Presidente de los Estados Unidos ni ninguna persona que le represente tiene derecho a deciros a vosotros y a mí, como ciudadanos estadounidenses, como católicos o como ambas cosas: “A la mierda con vosotros”.
El Presidente y nuestros representantes electos tienen que tener noticias nuestras y escucharnos YA.
 
‘To Hell With You’
By Bishop David A. Zubik
It is really hard to believe that it happened. It comes like a slap in the face. The Obama administration has just told the Catholics of the United States, “To Hell with you!” There is no other way to put it.
In early August, the Department for Health and Human Services in the Obama administration released guidelines as part of the implementation of the Patient Protection and Affordable Care Act. The guidelines mandated that by Summer 2012 all individual and group health insurance plans, including self-insured plans, cover all FDA-approved contraception, sterilization procedures and pharmaceuticals that even result in abortion.
A million things are wrong with this: equating pregnancy with disease; mandating that every employer pay for contraception procedures including alleged contraceptives that are actually abortion-inducing drugs; forcing American citizens to chose between violating their consciences or providing health care services; mandating such coverage on every individual woman without allowing her to even choose not to have it; forcing every person to pay for that coverage no matter the dictates of their conscience.
Let’s be blunt. This whole process of mandating these guidelines undermines the democratic process itself. In this instance, the mandate declares pregnancy a disease, forces a culture of contraception and abortion on society, all while completely bypassing the legislative process.
This is government by fiat that attacks the rights of everyone – not only Catholics; not only people of all religion. At no other time in memory or history has there been such a governmental intrusion on freedom not only with regard to religion, but even across-the-board with all citizens. It forces every employer to subsidize an ideology or pay a penalty while searching for alternatives to health care coverage. It undermines the whole concept and hope for health care reform by inextricably linking it to the zealotry of pro-abortion bureaucrats.
For our Church this mandate would apply in virtually every instance where the Catholic Church serves as an employer. The mandate would require the Catholic Church as an employer to violate its fundamental beliefs concerning human life and human dignity by forcing Catholic entities to provide contraceptive, sterilization coverage and even pharmaceuticals that result in abortion.
There was a so-called “religious exemption” to the mandate, but it was so narrowly drawn that, as critics charged, Jesus Christ and his Apostles would not fit the exemption. The so-called exemption would only apply to the vast array of Catholic institutions where the following applied:
  • Only Catholics are employed;
  • The primary purpose of the institution or service provided is the direct instruction in Catholic belief;
  • The only persons served by the institution are those that share Catholic religious tenets. (Try to fit this in with our local Catholic Charities that serve 80,000 every year without discrimination according to faith. It would be impossible!)
Practically speaking under the proposed mandate there would be no “religious exemption” for Catholic hospitals universities, colleges, nursing homes and numerous Catholic social service agencies such as Catholic Charities. It could easily be determined that the “religious exemption” would not apply as well to Catholic high schools, elementary schools and Catholic parishes since many employ non-Catholics and serve both students and, through social outreach, many who do not share Catholic religious beliefs. Such a narrow “religious exemption” is simply unprecedented in federal law.
Last September I asked you to protest those guidelines to Kathleen Sebelius, secretary of the U.S. Department for Health and Human Services, and contact your political leadership in the federal government. I asked that you request that this flawed mandate be withdrawn because of its unprecedented interference in the religious liberty and freedom of conscience of the Catholic community, and our basic democratic process.
You did. And you were joined by Catholics throughout the country (and many others as well) who raised their voices against the mandate, raised their voices against a meaningless religious exemption.
On January 20, 2012, the Obama administration answered you and me. The response was very simple: “To Hell with You.”
Kathleen Sebelius announced that the mandate would not be withdrawn and the religious exemption would not be expanded. Instead, she stated that nonprofit groups – which include the Catholic Church – will get a year “to adapt to this new rule.” She simply dismissed Catholic concerns as standing in the way of allegedly respecting the health concerns and choices of women.
Could Catholics be insulted any more, suggesting that we have no concern for women’s health issues? The Catholic Church and the Catholic people have erected health care facilities that are recognized worldwide for their compassionate care for everyone regardless of their creed, their economic circumstances and, most certainly, their gender. In so many parts of the globe – the United States included – the Church is health care.
Kathleen Sebelius and through her, the Obama administration, have said “To Hell with You” to the Catholic faithful of the United States.
  • To Hell with your religious beliefs,
  • To Hell with your religious liberty,
  • To Hell with your freedom of conscience.
We’ll give you a year, they are saying, and then you have to knuckle under. As Cardinal-designate Timothy Dolan, archbishop of New York and president of the U.S. Conference of Catholic Bishops responded, “in effect, the president is saying that we have a year to figure out how to violate our consciences.”
As I wrote to you last September, with this mandate the democratic process is being ignored while we are being ordered to ignore our religious beliefs. And we are being told not only to violate our beliefs, but to pay directly for that violation; to subsidize the imposition of a contraceptive and abortion culture on every person in the United States.
It is time to go back to work. They have given us a year to adapt to this rule. We can’t! We simply cannot!
Write to the president.
Write to Secretary Sebelius.
Write to our Senators.
Write to those in Congress.
Use the PA Catholic Advocacy Network to send an email message, too.
I have included the addresses in a box accompanying this article. Here’s what you can write:
"Dear (Representative):
“In early August, the Department for Health and Human Services released guidelines that would force Catholic institutions to subsidize through their health care plans contraception, sterilization procedures and pharmaceuticals that even result in abortion.
“It was announced on January 20thby Kathleen Sebelius, secretary of the U.S. Department for Health and Human Services, that this mandate is affirmed and that non-profit institutions, including the Catholic Church, have one year to adapt to the mandate.
“This is a direct threat to the religious liberty of Catholics, freedom of conscience and the social service ministry of the Catholic Church. The so-called ‘religious exemption’ in the mandate is no exemption at all as it would require any Catholic institution (that serves non-Catholics or employs non-Catholics) to violate Catholic belief, discontinue to provide health care, or close its doors.
“I ask that you do all possible to rescind the ‘Preventive Service Mandate’ as an unprecedented federal interference in the right of Catholics to serve their community without violating their fundamental moral beliefs.”
This mandate can be changed by Congressional pressure. The only way that action will happen is if you and I take action.
Let them know that you and I will not allow ourselves to be pushed around (or worse yet) be dismissed because of our Catholic faith.
Let them know that you and I will not allow our religious freedom to be compromised.
Let them know that you and I will not allow our religious liberty to be rescinded.
Nobody, not even the president of the United States or anyone who represents him, has the right to say to you and to me as U.S. citizens, as Catholics, or as both: “To Hell with You.”
The president and our elected leaders need to hear from you and me and to listen to us NOW.
And if NOT now, HOW can we get the president to listen to us???
Contact your political leaders
  • President Barack Obama, The White House, 1600 Pennsylvania Ave. NW, Washington, D.C. 20500 (202-456-1111).
  • U.S. Rep. Jason Altmire, 332 Cannon House Office Building, Washington, D.C. 20515 (202-225-2565), D-PA District 4.
  • U.S. Rep. Mark Critz, 1022 Longworth House Office Building, Washington, D.C. 20515 (202-225-2065), D-PA District 12.
  • U.S. Rep. Mike Doyle, 401 Cannon House Office Building, Washington, D.C. 20515 (202-225-2135), D-PA District 14.
  • U.S. Rep. Mike Kelly, 515 Cannon House Office Building, Washington, D.C. 20515 (202-225-5406), R-PA District 3.
  • U.S. Rep. Timothy Murphy, 322 Cannon House Office Building, Washington, D.C. 20515 (202-225-2301), R-PA District 18.
  • U.S. Sen. Robert Casey Jr., 393 Russell Senate Office Building, Washington, D.C. 20510 (202-224-6324), D-PA.
  • U.S. Sen. Patrick Toomey, 502 Hart Senate Office Building, Washington, D.C. 20510 (202-224-4254), R-PA.

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