URGENTE PARAGUAY URGENTE PARAGUAY URGENTE PARAGUAY
por Carlos Aznárez
No satisfechos con la masacre gestada por las fuerzas policiales, en el desalojo de los campesinos de Caraguaty, el gobierno de Fernando Lugo ha ordenado -y enviado- fuerzas militares para que se sumen a los cientos de policías que peinan la zona. Los uniformados, convenientemente acicateados por la prensa amarilla paraguaya y las organizaciones patronales de la derecha, van a seguir haciendo lo que ha sido habitual en los dos últimos años: militarizar aún más los territorios donde habitan los campesinos más pobres de Latinoamérica. Todo esto para defender los intereses económicos de multimillonarios como el latifundista Blas Riquelme, dirigente del partido Colorado y uno de los mandamases de la Asociación Rural del Paraguay. Esa misma institución que anoche exigía que Lugo dé la orden para que "paracaidistas se lancen sobre la zona para exterminar a los asesinos de nuestros policías".
Esto es, otra vez, crónica de una tragedia anunciada. Hagamos memoria: cuando necesitaba llegar al gobierno, el ex sacerdote Lugo rogaba por los votos campesinos, y como suelen hacer los politiqueros, prometió de todo: que reforma agraria, que viviendas dignas, que salud y educación para los hijos de los más humildes. Luego, una vez instalado en el sillón, priorizó las relaciones con la derecha, con los empresarios sojeros, con el latifundio descarado que hace que sólo diez familias concentren en sus manos el 90% de las tierras del Paraguay.
Para darle protección a sus socios, el "progresista" gobierno paraguayo implementó medidas represivas, promulgó la ley antiterrorista y dio, en varias ocasiones anteriores a esta última masacre de Caraguaty, luz verde a los mandos militares para que repartieran terror entre el campesinado del norte y de las zonas fronterizas con Brasil.
Sin embargo, la miseria no permite muchas alternativas. Como lo dijera el ahora asesinado líder campesino Rubén Villalba, "o peleamos de pie, o la oligarquía latifundista nos va a seguir matando día a día. Ellos nos quieren de rodillas y lamiendo de su mano, pero nosotros estamos hartos de tanta prepotencia". Villalba, como su compañero Espíndola, son hombres muy queridos en la zona, sacrificados militantes del sudor agrario, que estaban cansados de la pobreza y el abandono producido por esa casta oligárquica stronissta, que se halla enquistada en todas las instituciones del Paraguay desde hace décadas. Por eso siguieron y seguirán ocupando tierras, por eso defendieron con su vida la dignidad de tantos y tantos como ellos, que los acompañaban en la ocupación.
Mientras Lugo y su comparsa, se llenan la boca de lisonjas y pésames para los uniformados masacradores, mientras para ellos todo es atención, helicópteros para el rápido traslado a los mejores hospitales, y hasta cobertura mediática generando un clima de linchamiento contra esos "invasores de tierras" (como le gusta decir a los escribas del ABC Color), los cuerpos de los campesinos, agujereados por el plomo policial, se pudren al sol. A algunos, groseramente se les plantan ristras de balas sobre sus pechos sangrantes, a otros, se los escupe y carajea. En realidad, se los continua maltratando, ahora que están muertos, como hasta ayer lo hacía, cuando sobrevivían.
Ya es tiempo de que no nos sigan insinuando de que si se critican las atrocidades del gobierno Lugo, se le hace el juego a la derecha. El propio Presidente se metió en este laberinto cuando a los pocos días de asumir, firmó acuerdos de colaboración policial con Colombia, para que los sicarios de Uribe Vélez adiestrara las tropas de uniformados paraguayos que ya se comenzaban a preparar para abortar a tiros las ocupaciones de tierras.
No es erróneo decir que la derecha ya gobierna en el Paraguay, aunque algunos "progresistas" acomodados, que usufructuan cargos y buenos sueldos, sigan disculpando al Presidente cada vez que éste huye hacia adelante a punta de represión.
Ahora, frente a esta masacre, no caben las medias tintas ni las indefiniciones. O se está con los que asesinan, torturan y encarcelan al campesinado, o se sale a redoblar la solidaridad nacional e internacional con quienes luchan por tierra y una vida un poco más digna que el infierno al que los han condenado la oligarquía y sus cómplices.
Nosotros, no dudamos en donde pararnos, y por eso convocamos a respaldar a las organizaciones campesinas paraguayas y a exigir que cese la violencia policial y militar,. También, es imprescindible que se facilite que una comisión neutral investigue "in situ" como se dieron los hechos del día viernes. En esa iniciativa bien pudieran estar los enviados de la Gremial de Abogados argentinos (que habitualmente defienden a militantes del campesinado paraguayo, y que ya han anunciado que salen hacia Asunción en las próximas horas) y por supuesto, las organizaciones de derechos humanos locales, como la Coordinadora de Derechos Humanos (Codehupy).
Lo que no puede ser, es que sigamos indiferentes frente a este nuevo intento de exterminio de los sectores más concientizados y combativos del campesinado paraguayo, a manos del stronissmo y sus herederos.
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AL MENOS 16 MUERTOS ENTRE CAMPESINOS Y POLICIAS Y VERSIONES ENCONTRADAS SOBRE LO QUE PASO
Desalojo a sangre y fuego en Paraguay
La versión del gobierno es que los campesinos emboscaron a los policías que intentaban negociar un desalojo pacífico, pero algunos dirigentes rurales negaron esa versión y culparon a la policía. La peor crisis de Lugo.
El policía paraguayo Alcides Benítez, herido en el desalojo, llega a una clínica policial en Asunción para tratarse.
Al menos 16 muertos, entre campesinos y policías, y unos 50 heridos dejó el violento desalojo de un predio de unas 2 mil hectáreas ocupadas ilegalmente en un distrito del norte de Paraguay, hecho que puso al gobierno de Fernando Lugo en la situación más delicada desde su asunción, en agosto del 2008. Las versiones sobre muertos y heridos son numerosas, pero varias fuentes coincidieron en que ya hay 16 víctimas fatales, aunque algunas hablan de 17, y no menos de 50 heridos, algunos de gravedad, lo que puede hacer subir la cifra de fallecidos.
El episodio puso en guardia al Ejecutivo, sobre todo a partir de las versiones de que la oposición intentaría iniciar un juicio político a Lugo y la posibilidad de que se reúna el Congreso y exija la renuncia del ministro del Interior, Carlos Filizzola. Lugo suspendió todas las actividades que tenía agendadas para hoy e hizo dos apariciones, una a través de un comunicado para solidarizarse con las familias de los policías muertos, y otra en persona, para informar que ordenó a las Fuerzas Armadas que se sumen a la zona para garantizar que no haya nuevos enfrentamientos.
Los hechos se dieron en un campo ocupado del municipio de Curuguaty, en el departamento de Canindeyú, ubicado al noreste del país, en la frontera con Brasil, donde campesinos sin tierra mantenían ocupado un predio del empresario Blas Riquelme. La propiedad de Riquelme, empresario del sector de los supermercados, está en una región ocupada en gran parte por los llamados ?brasiguayos?, prósperos productores de soja brasileños, instalados desde hace 40 años en las tierras más fértiles del país, en la cuenca del río Paraná, en la zona fronteriza de Paraguay con Argentina y Brasil.
La versión del gobierno es que los campesinos emboscaron a los policías que intentaban negociar un desalojo pacífico, pero algunos dirigentes rurales negaron esa versión y restaron responsabilidad a los labriegos.
?Ordené a las Fuerzas Armadas a desarrollar su misión específica en apoyo a la policía de acuerdo con la ley de seguridad interna y garantizamos la plena vigencia de la ley y de las instituciones del Estado?, señaló Lugo en un breve mensaje al país, desde la residencia presidencial. Antes se había divulgado un comunicado en el que expresó su ?gran pesar y repudio? por los hechos y su ?firme respaldo a la tarea de las fuerzas del orden que se desempeñan en defensa y preservación de la ley?. El presidente señaló en el texto: ?Manifiesto mi solidaridad con los familiares de las víctimas fatales y los heridos de las fuerzas del orden que entregaron su vida en el cumplimiento de su misión?. El mandatario destacó que ?los organismos de seguridad del gobierno y sus áreas estratégicas están trabajando en este momento en líneas de acción que devolverán calma y tranquilidad? a la región.
Por su parte, el ministro del Interior, Carlos Filizzola, rechazó las versiones sobre su inminente destitución y aseguró también que ?no hay evidencias aún? de que en el enfrentamiento hayan participado miembros del grupo guerrillero Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). ?El hecho fue consecuencia de una orden judicial para desalojar una propiedad ocupada. No es la primera vez que se procede a desalojos y se procedió legalmente, con orden fiscal correspondiente. Hoy se activó el operativo en base a una orden judicial?, recalcó el ministro.
El ministro indicó que los ocupantes eran campesinos de ?diferente procedencia y diferentes organizaciones?, algunos incluso conocidos de ocupaciones anteriores. E informó que los muertos son ?nueve o diez campesinos y siete policías?. Filizzola apuntó que la situación ya está controlada, por lo que no amerita declarar el estado de excepción, en tanto se busca a algunos campesinos refugiados en la zona boscosa aledaña al lugar de los incidentes.
Sobre la chance de que la Cámara de Diputados exija su renuncia, Filizzola destacó que tiene ?el respaldo? de Lugo, que ?sabe que puede disponer del cargo cuando lo considere pertinente?. El titular de Interior aseguró que ?no existen ni pies ni cabezas, ni argumento alguno? para solicitar el juicio político a Lugo, como lo pidió el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
La Policía Nacional, en tanto, emitió un comunicado en el que denunció la ?cobarde agresión? de los campesinos agrupados en la Liga Nacional de Carperos a los uniformados, y remarcó que la fuerza pondrá ?el mejor de sus esfuerzos para el cumplimiento de sus funciones?. El comunicado denuncia que los policías fueron recibidos con disparos de armas de fuego. El jefe de investigación de Salto del Guairá, Walter Gómez, fue aún más allá al denunciar que los uniformados fueron emboscados por los campesinos. ?Esa gente está entrenada y ya no son simples campesinos, sino criminales?, dijo Gómez.
Políticos de la oposición lanzaron duras críticas contra Filizzola y pidieron su renuncia. ?Garantizaron la integridad de los campesinos y despreciaron la vida de los policías. Por eso se produjo la masacre?, dijo el diputado Salyn Buzarquis. La gobernadora del departamento de Canindeyú, Cristina Villalba, calificó a Filizzola de ?irresponsable? tras recordar que le había advertido que un desalojo violento iba a desembocar en pérdida de vidas.
A modo de réplica, el dirigente José Rodríguez, del Movimiento de los Campesinos, afirmó a un canal de TV que las familias rurales establecidas en la hacienda sólo resistieron al desalojo y no fueron las culpables de los disparos contra la policía. El dirigente campesino José Rodríguez, estrechamente vinculado con el presidente Lugo, dijo que el enfrentamiento ?pudo haber sido un autoatentado de la policía? para justificar supuestamente las muertes de los sin tierra.
El problema de la tenencia de la tierra es uno de los más complejos en Paraguay, donde grandes propietarios fueron acusados por instituciones estatales de apoderarse de terrenos mediante negocios ilegales y son frecuentes las ocupaciones por parte de los sin tierra. Un plan de reforma agraria y entrega de terrenos a los campesinos fue parte de las promesas de campaña de Lugo, pero esa iniciativa avanza lentamente.
La Policía volverá a la zona boscosa
EL GOBIERNO SIGUE APOSTANDO A LA SOLUCION MILITAR
La Policía se prepara para incursionar esta sábado a la zona boscosa, donde el viernes se produjo un enfrentamiento con campesinos que dejó 15 fallecidos. Se espera encontrar a más heridos y no se descarta ubicar a los ocupantes.
La Policía se incautó de armas rudimentarias
Los agentes esperan la orden correspondiente para realizar una ?peinada? general en la estancia Campos Morombí, ubicada en la colonia Ybyra Pytá, en Curuguaty, departamento de Canindeyú.
Actualmente, una dotación permanece a la altura de la ruta X en procedimientos de control, confirmó a ABC Color el suboficial Ever Aranca, de la Comisaría de Curuguaty.
El uniformado confirmó que la Policía ingresará este sábado a la zona de conflicto, aunque aclaró que aún no se dio a conocer la hora.
?Hay una buena cantidad de agentes?, manifestó al ser abordado sobre el número de refuerzos con que cuenta la institución.
Se espera que los policías ingresen acompañados de grupos militares enviados el viernes por el presidente Lugo, luego del enfrentamiento entre campesinos y policías.
Agentes policiales de varios departamentos cercanos, además de Asunción, se encuentran igualmente en la zona.
Unos 150 campesinos se enfrentaron en la víspera con agentes policiales que ingresaron para un operativo de desalojo en la propiedad de Blas N. Riquelme.
Hasta el momento, oficialmente se habla de seis uniformados fallecidos y otros nueve campesinos abatidos.
ASI ASESINARON A LOS CAMPESINOS QUE SÓLO RECLAMABAN TIERRAS
¿Quién "plantó" esta ristra de balas en el cuerpo de este campesino masacrado?
por Carlos Aznárez
No satisfechos con la masacre gestada por las fuerzas policiales, en el desalojo de los campesinos de Caraguaty, el gobierno de Fernando Lugo ha ordenado -y enviado- fuerzas militares para que se sumen a los cientos de policías que peinan la zona. Los uniformados, convenientemente acicateados por la prensa amarilla paraguaya y las organizaciones patronales de la derecha, van a seguir haciendo lo que ha sido habitual en los dos últimos años: militarizar aún más los territorios donde habitan los campesinos más pobres de Latinoamérica. Todo esto para defender los intereses económicos de multimillonarios como el latifundista Blas Riquelme, dirigente del partido Colorado y uno de los mandamases de la Asociación Rural del Paraguay. Esa misma institución que anoche exigía que Lugo dé la orden para que "paracaidistas se lancen sobre la zona para exterminar a los asesinos de nuestros policías".
Esto es, otra vez, crónica de una tragedia anunciada. Hagamos memoria: cuando necesitaba llegar al gobierno, el ex sacerdote Lugo rogaba por los votos campesinos, y como suelen hacer los politiqueros, prometió de todo: que reforma agraria, que viviendas dignas, que salud y educación para los hijos de los más humildes. Luego, una vez instalado en el sillón, priorizó las relaciones con la derecha, con los empresarios sojeros, con el latifundio descarado que hace que sólo diez familias concentren en sus manos el 90% de las tierras del Paraguay.
Para darle protección a sus socios, el "progresista" gobierno paraguayo implementó medidas represivas, promulgó la ley antiterrorista y dio, en varias ocasiones anteriores a esta última masacre de Caraguaty, luz verde a los mandos militares para que repartieran terror entre el campesinado del norte y de las zonas fronterizas con Brasil.
Sin embargo, la miseria no permite muchas alternativas. Como lo dijera el ahora asesinado líder campesino Rubén Villalba, "o peleamos de pie, o la oligarquía latifundista nos va a seguir matando día a día. Ellos nos quieren de rodillas y lamiendo de su mano, pero nosotros estamos hartos de tanta prepotencia". Villalba, como su compañero Espíndola, son hombres muy queridos en la zona, sacrificados militantes del sudor agrario, que estaban cansados de la pobreza y el abandono producido por esa casta oligárquica stronissta, que se halla enquistada en todas las instituciones del Paraguay desde hace décadas. Por eso siguieron y seguirán ocupando tierras, por eso defendieron con su vida la dignidad de tantos y tantos como ellos, que los acompañaban en la ocupación.
Mientras Lugo y su comparsa, se llenan la boca de lisonjas y pésames para los uniformados masacradores, mientras para ellos todo es atención, helicópteros para el rápido traslado a los mejores hospitales, y hasta cobertura mediática generando un clima de linchamiento contra esos "invasores de tierras" (como le gusta decir a los escribas del ABC Color), los cuerpos de los campesinos, agujereados por el plomo policial, se pudren al sol. A algunos, groseramente se les plantan ristras de balas sobre sus pechos sangrantes, a otros, se los escupe y carajea. En realidad, se los continua maltratando, ahora que están muertos, como hasta ayer lo hacía, cuando sobrevivían.
Ya es tiempo de que no nos sigan insinuando de que si se critican las atrocidades del gobierno Lugo, se le hace el juego a la derecha. El propio Presidente se metió en este laberinto cuando a los pocos días de asumir, firmó acuerdos de colaboración policial con Colombia, para que los sicarios de Uribe Vélez adiestrara las tropas de uniformados paraguayos que ya se comenzaban a preparar para abortar a tiros las ocupaciones de tierras.
No es erróneo decir que la derecha ya gobierna en el Paraguay, aunque algunos "progresistas" acomodados, que usufructuan cargos y buenos sueldos, sigan disculpando al Presidente cada vez que éste huye hacia adelante a punta de represión.
Ahora, frente a esta masacre, no caben las medias tintas ni las indefiniciones. O se está con los que asesinan, torturan y encarcelan al campesinado, o se sale a redoblar la solidaridad nacional e internacional con quienes luchan por tierra y una vida un poco más digna que el infierno al que los han condenado la oligarquía y sus cómplices.
Nosotros, no dudamos en donde pararnos, y por eso convocamos a respaldar a las organizaciones campesinas paraguayas y a exigir que cese la violencia policial y militar,. También, es imprescindible que se facilite que una comisión neutral investigue "in situ" como se dieron los hechos del día viernes. En esa iniciativa bien pudieran estar los enviados de la Gremial de Abogados argentinos (que habitualmente defienden a militantes del campesinado paraguayo, y que ya han anunciado que salen hacia Asunción en las próximas horas) y por supuesto, las organizaciones de derechos humanos locales, como la Coordinadora de Derechos Humanos (Codehupy).
Lo que no puede ser, es que sigamos indiferentes frente a este nuevo intento de exterminio de los sectores más concientizados y combativos del campesinado paraguayo, a manos del stronissmo y sus herederos.
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AL MENOS 16 MUERTOS ENTRE CAMPESINOS Y POLICIAS Y VERSIONES ENCONTRADAS SOBRE LO QUE PASO
Desalojo a sangre y fuego en Paraguay
La versión del gobierno es que los campesinos emboscaron a los policías que intentaban negociar un desalojo pacífico, pero algunos dirigentes rurales negaron esa versión y culparon a la policía. La peor crisis de Lugo.
El policía paraguayo Alcides Benítez, herido en el desalojo, llega a una clínica policial en Asunción para tratarse.
Al menos 16 muertos, entre campesinos y policías, y unos 50 heridos dejó el violento desalojo de un predio de unas 2 mil hectáreas ocupadas ilegalmente en un distrito del norte de Paraguay, hecho que puso al gobierno de Fernando Lugo en la situación más delicada desde su asunción, en agosto del 2008. Las versiones sobre muertos y heridos son numerosas, pero varias fuentes coincidieron en que ya hay 16 víctimas fatales, aunque algunas hablan de 17, y no menos de 50 heridos, algunos de gravedad, lo que puede hacer subir la cifra de fallecidos.
El episodio puso en guardia al Ejecutivo, sobre todo a partir de las versiones de que la oposición intentaría iniciar un juicio político a Lugo y la posibilidad de que se reúna el Congreso y exija la renuncia del ministro del Interior, Carlos Filizzola. Lugo suspendió todas las actividades que tenía agendadas para hoy e hizo dos apariciones, una a través de un comunicado para solidarizarse con las familias de los policías muertos, y otra en persona, para informar que ordenó a las Fuerzas Armadas que se sumen a la zona para garantizar que no haya nuevos enfrentamientos.
Los hechos se dieron en un campo ocupado del municipio de Curuguaty, en el departamento de Canindeyú, ubicado al noreste del país, en la frontera con Brasil, donde campesinos sin tierra mantenían ocupado un predio del empresario Blas Riquelme. La propiedad de Riquelme, empresario del sector de los supermercados, está en una región ocupada en gran parte por los llamados ?brasiguayos?, prósperos productores de soja brasileños, instalados desde hace 40 años en las tierras más fértiles del país, en la cuenca del río Paraná, en la zona fronteriza de Paraguay con Argentina y Brasil.
La versión del gobierno es que los campesinos emboscaron a los policías que intentaban negociar un desalojo pacífico, pero algunos dirigentes rurales negaron esa versión y restaron responsabilidad a los labriegos.
?Ordené a las Fuerzas Armadas a desarrollar su misión específica en apoyo a la policía de acuerdo con la ley de seguridad interna y garantizamos la plena vigencia de la ley y de las instituciones del Estado?, señaló Lugo en un breve mensaje al país, desde la residencia presidencial. Antes se había divulgado un comunicado en el que expresó su ?gran pesar y repudio? por los hechos y su ?firme respaldo a la tarea de las fuerzas del orden que se desempeñan en defensa y preservación de la ley?. El presidente señaló en el texto: ?Manifiesto mi solidaridad con los familiares de las víctimas fatales y los heridos de las fuerzas del orden que entregaron su vida en el cumplimiento de su misión?. El mandatario destacó que ?los organismos de seguridad del gobierno y sus áreas estratégicas están trabajando en este momento en líneas de acción que devolverán calma y tranquilidad? a la región.
Por su parte, el ministro del Interior, Carlos Filizzola, rechazó las versiones sobre su inminente destitución y aseguró también que ?no hay evidencias aún? de que en el enfrentamiento hayan participado miembros del grupo guerrillero Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). ?El hecho fue consecuencia de una orden judicial para desalojar una propiedad ocupada. No es la primera vez que se procede a desalojos y se procedió legalmente, con orden fiscal correspondiente. Hoy se activó el operativo en base a una orden judicial?, recalcó el ministro.
El ministro indicó que los ocupantes eran campesinos de ?diferente procedencia y diferentes organizaciones?, algunos incluso conocidos de ocupaciones anteriores. E informó que los muertos son ?nueve o diez campesinos y siete policías?. Filizzola apuntó que la situación ya está controlada, por lo que no amerita declarar el estado de excepción, en tanto se busca a algunos campesinos refugiados en la zona boscosa aledaña al lugar de los incidentes.
Sobre la chance de que la Cámara de Diputados exija su renuncia, Filizzola destacó que tiene ?el respaldo? de Lugo, que ?sabe que puede disponer del cargo cuando lo considere pertinente?. El titular de Interior aseguró que ?no existen ni pies ni cabezas, ni argumento alguno? para solicitar el juicio político a Lugo, como lo pidió el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo.
La Policía Nacional, en tanto, emitió un comunicado en el que denunció la ?cobarde agresión? de los campesinos agrupados en la Liga Nacional de Carperos a los uniformados, y remarcó que la fuerza pondrá ?el mejor de sus esfuerzos para el cumplimiento de sus funciones?. El comunicado denuncia que los policías fueron recibidos con disparos de armas de fuego. El jefe de investigación de Salto del Guairá, Walter Gómez, fue aún más allá al denunciar que los uniformados fueron emboscados por los campesinos. ?Esa gente está entrenada y ya no son simples campesinos, sino criminales?, dijo Gómez.
Políticos de la oposición lanzaron duras críticas contra Filizzola y pidieron su renuncia. ?Garantizaron la integridad de los campesinos y despreciaron la vida de los policías. Por eso se produjo la masacre?, dijo el diputado Salyn Buzarquis. La gobernadora del departamento de Canindeyú, Cristina Villalba, calificó a Filizzola de ?irresponsable? tras recordar que le había advertido que un desalojo violento iba a desembocar en pérdida de vidas.
A modo de réplica, el dirigente José Rodríguez, del Movimiento de los Campesinos, afirmó a un canal de TV que las familias rurales establecidas en la hacienda sólo resistieron al desalojo y no fueron las culpables de los disparos contra la policía. El dirigente campesino José Rodríguez, estrechamente vinculado con el presidente Lugo, dijo que el enfrentamiento ?pudo haber sido un autoatentado de la policía? para justificar supuestamente las muertes de los sin tierra.
El problema de la tenencia de la tierra es uno de los más complejos en Paraguay, donde grandes propietarios fueron acusados por instituciones estatales de apoderarse de terrenos mediante negocios ilegales y son frecuentes las ocupaciones por parte de los sin tierra. Un plan de reforma agraria y entrega de terrenos a los campesinos fue parte de las promesas de campaña de Lugo, pero esa iniciativa avanza lentamente.
La Policía volverá a la zona boscosa
EL GOBIERNO SIGUE APOSTANDO A LA SOLUCION MILITAR
La Policía se prepara para incursionar esta sábado a la zona boscosa, donde el viernes se produjo un enfrentamiento con campesinos que dejó 15 fallecidos. Se espera encontrar a más heridos y no se descarta ubicar a los ocupantes.
La Policía se incautó de armas rudimentarias
Los agentes esperan la orden correspondiente para realizar una ?peinada? general en la estancia Campos Morombí, ubicada en la colonia Ybyra Pytá, en Curuguaty, departamento de Canindeyú.
Actualmente, una dotación permanece a la altura de la ruta X en procedimientos de control, confirmó a ABC Color el suboficial Ever Aranca, de la Comisaría de Curuguaty.
El uniformado confirmó que la Policía ingresará este sábado a la zona de conflicto, aunque aclaró que aún no se dio a conocer la hora.
?Hay una buena cantidad de agentes?, manifestó al ser abordado sobre el número de refuerzos con que cuenta la institución.
Se espera que los policías ingresen acompañados de grupos militares enviados el viernes por el presidente Lugo, luego del enfrentamiento entre campesinos y policías.
Agentes policiales de varios departamentos cercanos, además de Asunción, se encuentran igualmente en la zona.
Unos 150 campesinos se enfrentaron en la víspera con agentes policiales que ingresaron para un operativo de desalojo en la propiedad de Blas N. Riquelme.
Hasta el momento, oficialmente se habla de seis uniformados fallecidos y otros nueve campesinos abatidos.
ASI ASESINARON A LOS CAMPESINOS QUE SÓLO RECLAMABAN TIERRAS
¿Quién "plantó" esta ristra de balas en el cuerpo de este campesino masacrado?
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