sábado, 9 de febrero de 2013

El gobierno turco puso precio a las ejecuciones de las tres activistas kurdas.

KURDISTAN

Poco a poco, como si se tratara de una investigación «personal», periodistas y activistas kurdos están disipando la niebla que amenaza con envolver la ejecución de las tres militantes kurdas del pasado 9 de enero en París. Sakine Cansiz, co-fundadora del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Fidan Dogan, representante del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK) en París y Leyla Saylemez, del movimiento juvenil kurdo fueron ejecutadas en la Oficina de Información del Kurdistán.

Los investigadores franceses no parecen tener prisa, satisfechos con el sospechoso que han detenido. Turquía nunca pierde la oportunidad de reiterar que las ejecuciones son el resultado de una disputa interna en el seno del PKK. Así que son la comunidad kurda y los periodistas quienes siguen lo que debería ser la línea de investigación de las autoridades.

Y es de este modo como están comenzando a aflorar informaciones sobre la vida de Ömer Güney (que también tiene pasaporte alemán), detenido en París y acusado de estar implicado en estas muertes, y también sobre la política del Gobierno islamista del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. En marzo de 2012, los principales diarios turcos reportaban la noticia de la decisión del AKP (Partido Justicia y Desarrollo) de poner en marcha una «caza premiada» por la cual recompensará con hasta cuatro millones de liras turcas (casi dos millones de euros) a quien ofrezca informaciones o incluso ayuda para capturar a alguno de los 50 destacados miembros del PKK (veinte de los cuales residen en Europa).

La lista incluye los nombres de miembros del KCK (Unión de las Comunidades Kurdas) como Murat Karayilan, Cemil Bayik y Duran Kalkan, de las HPG (Fuerzas Populares de Defensa) Fehman Hüseyin , así como Mustafa Karasu, Sabri Ok y Zubeyir Aydar. En un segundo nivel y por debajo de los dos millones de liras turcas se encuentran los líderes locales y los ejecutivos europeos de unidades en Europa. La «inteligencia instantánea», señalaba el plan de Ankara, será premiada con 100 miles liras turcas (45.000 euros).

El periodista kurdo Ferda Çetin se pregunta en el diario «Yeni Özgür Politika»: «De acuerdo con el reglamento presentado por el primer ministro, el asesino de Sakine Cansiz y sus dos compañeras tendría que ser recompensado con 4 millones de liras turcas. ¿A quién ha dado este dinero Ankara? ¿Qué porcentaje se lleva Ömer Güney en caso de que sea el asesino?».

En los años 90 la primera ministra turca, Tansu Çiller, declaró que su Gobierno tenía una lista de empresarios kurdos que pensaban ayudar al PKK. Desde 1994, más de cien personas han sido secuestradas por comandos uniformados montados en vehículos policiales, torturadas y ejecutadas, y sus cuerpos lanzados como basura. Ahora Erdogan parece tener una lista también. Y en ella están Mustafa Karasu, Sabri Ok y Zubeyir Aydar, que participaron en las negociaciones en Oslo, así que el Gobierno turco habla con el PKK pero al mismo tiempo pone un precio a su cabeza.

Otro detalle que revela Çetin es la presencia en París en los días de las ejecuciones de Adnan Gürbüz, exmiembro del MHP (Partido del Movimiento Nacionalista) y actualmente activo en el triángulo Alemania-Inglaterra-Bélgica. Çetin pregunta qué hacía Gürbüz en París durante esos dos días, con quien se encontró allí y si se había reunido con Ömer Güney, que es originario de la misma ciudad.

El diario «Yeni Özgür Politika» ha publicado también una entrevista con Murat Sahin, un exmiembro de Servicio de Inteligencia Nacional Turco (MIT) que vive en Suiza. Sahin dijo de no tener duda alguna: Ömer Güney es o ha sido miembro del MIT. Sahin tuvo amplia cobertura en los medios el año pasado, cuando fue detenido en una operación contra el denominado Devrimci Karargah (Revolutionary Headquarters) el 6 de diciembre de 2011. Sahin fue puesto en libertad al cabo de una semana después de testificar que era miembro del MIT.

Sahin dijo haber comenzado a tener problemas después de su regreso a Suiza tras su liberación. Señaló que la revelación de su nombre tenía un impacto negativo en su familia y sentía que había sido explotado. «Ante la insistencia de mi padre, decidí dejar el trabajo después de este incidente», dijo.

Manifestó que había visto a Ömer Güney en una foto que otro agente del MIT le había mostrado durante una visita a Ankara. Sahin señaló: «Nunca he conocido a Ömer ni trabajado con él, pero la `Tía' (el nombre en clave de la mujer que mandaba la unidad de Sahin en Ankara) me enseñó una vez fotos de Ömer y me preguntó: `¿Conoces a este heval (amigo en kurdo), que es nuestro hombre en París?'. Le dije que no. Probablemente estaba comprobando si lo conocía o no. No tengo ninguna duda que la persona de la foto era Ömer Güney». Lo que Sahin también dijo es que la  infiltración en una asociación kurda es un método bien conocido. «Es muy fácil -aseguró- infiltrarse en las asociaciones en Europa, pero lo difícil es establecer una estrecha relación con los objetivos. Supongo que Güney había ganado la confianza de su objetivos gracias a su actitud».

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