martes, 7 de febrero de 2012

La policía egipcia y manifestantes se enfrentan en la plaza Tahrir.

EGIPTO

La protesta, que incluyó gases lacrimógenos y corridas, tiene lugar en el centro de El Cairo, luego de la violencia desatada ayer en un estadio que dejó 74 muertos

Foto: AP 
EL CAIRO (AP).- La Policía egipcia lanzó gases lacrimógenos esta tarde cuando miles de manifestantes se congregaron frente al ministerio del Interior, furiosos por la inacción policial que tuvo lugar ayer ante disturbios en un estadio de fútbol que dejaron al menos 74 muertos.

Crecía la furia de legisladores y ciudadanos, quienes culparon al gobierno militar por el derramamiento de sangre, el más reciente dentro del deterioro de la situación desde la caída de Hosni Mubarak hace casi un año.

La protesta inició como una marcha pacífica desde la sede del club de fútbol Al-Ahly, uno de los más populares del país, hasta el ministerio cerca de la plaza Tahrir, epicentro de la insurrección que derrocó a Mubarak.

Las fuerzas de seguridad estaban separadas de los más de 10.000 manifestantes por bloques de hormigón y alambre de púas, pero éstos avanzaron con cánticos insultantes, alzaron sus zapatos en el aire y lanzaron piedras.

La Policía respondió con una intensa andanada de gases que dispersó a los manifestantes, algunos de los cuales cayeron desmayados. Varios trataron de remover los bloques de hormigón colocados en torno del ministerio en noviembre, cuando choques entre policías y manifestantes dejaron casi medio centenar de muertos.

En escenas que recordaban esos sucesos, se encendieron neumáticos y el aire se llenó de un humo negro. Motociclistas retiraban a los heridos, ya que las ambulancias no podían llegar.

El ministerio dijo en un comunicado que los manifestantes habían cortado el alambre de púas y saltado sobre los bloques de concreto para llegar a la sede. Los exhortó a ``escuchar la voz de la sabiduría... en estos momentos críticos'' para impedir que se extendiera el caos.

Los disturbios del ayer en el estadio de Port Said comenzaron cuando fanáticos del club Al-Masry invadieron el campo tras una inesperada victoria por 3-1 contra Al-Ahly, pero la violencia fue más allá de la rivalidad deportiva.

Una barra brava conocida como los Ultras juró venganza y acusó a la Policía de permitir el ataque de sus enemigos porque estuvieron en la vanguardia de las movilizaciones, primero contra Mubarak y ahora contra el régimen militar.

Algunos fanáticos de Al-Ahly dijeron que antes del partido habían desplegado carteles en los que se burlaban de los de Al-Masry antes del partido, lo que podría haber provocado el ataque a pesar de la victoria. Muchos fanáticos del fútbol que participaban de la manifestación juraron tomar por asalto la sede del ministerio.

``Morirán ellos (los policías) o moriremos nosotros'', dijo un ultra que se identificó como Islam. ``Estamos dispuestos a morir por la sangre de los mártires''.



La tragedia de Port Said reactiva la exigencia de salida de la Junta Militar
La muerte de 74 personas tras un partido de fútbol en Port Said va más allá del enfrentamiento entre dos aficiones. Ha puesto en cuestión el papel de la Policía y ha reactivado la exigencia popular de que el Ejército egipcio ceda el poder a manos civiles. Miles de manifestantes en El Cairo volvieron a dirigir su ira contra el Consejo Militar al frente del país en protestas que fueron de nuevo reprimidas.

GARA | EL CAIRO
La matanza del estadio de Port Said, donde el miércoles 74 personas murieron y mil resultaron heridas tras un partido de fútbol, ha devuelto al régimen militar y a su policía al centro de la cólera popular. Los seguidores del club local, Al Masry, invadieron el terreno de juego para linchar a los jugadores y aficionados del Al Ahly, lo que derivó en una batalla campal ante la pasividad de la policía.
Pero el suceso se interpreta más allá del enfrentamiento violento entre dos aficiones. La Policía egipcia ya era el centro de la ira popular por la represión de la revuelta que comenzó en enero del año pasado y de las protestas que reclamaban la salida del poder de la Junta Militar en noviembre y diciembre.
Al otro lado de las barricadas, en primera línea se encontraban los hinchas del Al Ahly, que el miércoles fueron las víctimas de los del Al Masry en Port Said.
El presidente del Parlamento, el islamista Saad Katatni, afirmó que la tragedia se debió a «la deficiencia y la negligencia» de los cuerpos de seguridad. Katatni, miembro del Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, consideró que «no cumplieron ni con su misión ni con su profesión por la falta de organización».
«Los policías no actuaron porque tenían miedo, se limitaron a mirar porque temían que los lincharan», señaló el director del estadio, donde todavía quedaban restos de la batalla campal con botellas, sillas arrancadas y zapatos en el césped. Pero la Policía tampoco tenía mucho interés por defender a sus enemigos en las calles. El propio régimen militar que no acaba de ceder el poder a manos civiles, fue ayer el objeto de la ira de los manifestantes en El Cairo. En los alrededores del Ministerio del Interior, la Policía disparó gases lacrimógenos, mientras los manifestantes les lanzaban piedras desde la calle Mohamed Mahmud, cercana a la plaza Tahrir. «O se les hace justicia o moriremos como ellos» gritaban. Y detrás de la Policía, junto a la sede gubernamental, se encontraban los blindados del Ejército. Al menos se produjeron 390 heridos, que eran atendidos en hospitales de campaña.
«No es un incidente deportivo»
«No es un incidente deportivo, es una masacre militar» se escuchó en la protesta. «Pedimos la salida del Consejo Militar. Es culpa de los militares que hoy estemos contra ellos», afirmó Abir Younes, una joven profesora de árabe. «Cuando se fue Mubarak, yo apoyaba al Ejército. Ahora, tiene que irse», insiste. Mohamed, joven de 21 años aficionado de El Ahly denuncia que «el Consejo no es más que un resto del antiguo régimen. De hecho, Mubarak todavía está en el poder».Como muchos otros, Ayman Bachar, profesor, no cree que los incidentes sean una coincidencia. «Se vengan de los héroes que se opusieron a los matones del régimen el 2 de febrero del año pasado», asegura, en alusión a la «batalla de los camellos», en la que partidarios de Mubarak, armados de palos irrumpieron en caballos y camellos en la plaza Tahrir.
También ven un complot los Hermanos Musulmanes, que acusan a restos del régimen de Mubarak de instigar los enfrentamientos. Un responsable del club Al Masry denunció la existencia de «matones» infiltrados entre los hinchas que protagonizaron al agresión. Intentado calmar la situación, el régimen reaccionó con destituciones, como las del gobernador provincial de Port Said, el jefe de los servicios de Inteligencia y de Seguridad de esta provincia y del presidente de la Federación de Fútbol Egipcia. Hasta el primer ministro, Kamal Ganzuri, reconoció ante el Parlamento su responsabilidad política y se mostró dispuesto a rendir cuentas.
El Consejo militar decretó un duelo nacional de tres días y el mariscal Tantawi, jefe de la Junta, prometió que encontrará a los responsables.
Al Ahly, el club de fútbol más popular en Egipto y en África
El club cairota de Al Ahly, objeto del ataque de hinchas del Al Masry en Port Said, es el mayor club de fútbol egipcio, con 36 títulos de campeón nacional y seis Ligas de Campeones de África. Muchos de sus aficionados participaron en primera línea en la revuelta contra el régimen de Mubarak y en las posteriores manifestaciones contra el poder militar. El 6 de setiembre, choques entre la Policía y aficionados que gritaban lemas contra Mubarak en un estadio de El Cairo acabaron con 80 heridos. Al-Ahly, «El Nacional» en árabe, fue fundado en 1907 por estudiantes egipcios que luchaban contra los colonizadores ingleses y, poco a poco, se fue convirtiendo en el «equipo del pueblo», a diferencia de su vecino, el Zamalek Sporting Club, el equipo de la burguesía. Aunque su primer presidente fue un inglés, Mitchell Ince, Al-Ahly se convirtió en 1925 en un club 100% egipcio, y el carnet de socio ya solo se reserva a quien cuente con un pasaporte nacional. Con más de cien títulos en un siglo de historia, el club del barrio El-Guezira es el que cuenta con más títulos del continente africano. Tras la masacre, ha decidido suspender de forma indefinida las actividades deportivas de todas sus secciones, tanto nacionales como internacionales, en los 19 deportes en los que está presente y sus equipos no volverán a jugar en los próximos cinco años en la localidad de Port Said. Muchas selecciones nacionales egipcias se nutren fundamentalmente de los integrantes del club lo que puede afectar al deporte egipcio. El equipo más popular en África, cuenta con casi 50 millones de seguidores en el mundo, según la FIFA. GARA

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