COLOMBIA
Por Dick Emanuelsson, ANNCOL
Unas reflexiones subjetivas sobre los ?40 por ciento de los combatientes de la guerrilla de las FARC-EP
Sandra Ramírez a la izquierda, con un fusil M1 en sus primeros años en las FARC-EP.
Hoy negocia junto con los otros integrantes de la delegación guerrillera en la Habana
con el gobierno colombiano cómo llegar a una Colombia en paz con justicia social.
(Foto remarcada es de Patricia Grogg, IPS)
La voz de la fiscal* fue fría, seca, casi metálica, cuando me hizo la pregunta: ¿?Cuántas veces ha visitado usted campamentos guerrilleros??
Fue entonces cuando irrumpió en mí el recuerdo de otras Mujeres, guerrilleras, ellas, dueñas de expresiones totalmente diferente a las de la fiscal. Ellas eran cálidas, amables y hospitalarias.
La vida de la fiscal seguramente ha sido muy distinta a la de aquellas mujeres que se incorporaron a las filas guerrilleras, en su mayoría oriundas de hogares de familias campesinas. Mujeres que conocieron los rigores de la vida y las injusticias que la rodean que fue el motor que las impulsó a ingresar a las filas guerrilleras. Lamentablemente no se ha hablado mucho de ellas, así como tampoco se han dedicado horas ni dinero para plasmar su vida en celuloide o en papel.
Siempre existe el temor de que cunda el ejemplo, por ello es mejor obviarlo, hacer creer que no existen en medio de una realidad tan cruel cientos de conciencias desarrollándose unitariamente para desarticular proyectos exterminadores.
CARLOS ARTURO ALAPE, legendario escritor y periodista fue uno de los pocos en considerar que es necesario hablar sobre el movimiento popular colombiano que por supuesto, incluye a la guerrilla, porque es parte de la realidad colombiana. En la década del ?80 ó ?90 realizó una antología basada en la recopilación de datos y entrevistas con miembros del movimiento insurgente, las FARC y el ELN.
No existen, hasta el momento, muchos más materiales al respecto. Y no es un dato para omitir, sabemos que la guerra psicológica y la reducción del espacio democrático, así como la nula expresión de libertad en Colombia, ha asustado a tal grado que pocas veces la prensa seria se atreve a realizar reportajes en las regiones de bajo control guerrillero.
El temor de alguna manera es comprensible, la estigmatización ya está instalada, bien sabemos que quien se atreviera a interesarse por la situación de esos hombres y mujeres en lucha permanente, a los que Jacobo Arenas llamaba ?Revolucionarios Profesionales?, verá tras de sí la horda de agentes del DAS tratando de vincularlo con la insurgencia.
DOS SEMANAS DESPUÉS de iniciadas las conversaciones para el nuevo proceso de paz, en La Habana, la prensa dio cuenta de la participación de una mujer integrante de las FARC, en esas conversaciones. Tras el descubrimiento aún enroscados entre los pliegues del factor sorpresa, comenzaron a mencionar a Sandra Ramírez, ?viuda de Manuel Marulanda?, mujer de fuerte personalidad con 31 años de acción en las filas guerrilleras.
A Sandra la conocí entre los meses de marzo-abril de 1988 en Casa Verde, cuando se celebró la 2ª Cumbre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Esa fue la primera vez que pisé territorio guerrillero y realmente fue una experiencia emocionante, sobre todo la presencia de los 40 por ciento de los combatientes que eran y son mujeres. Ella era la compañera de Manuel Marulanda, cuestión que no le otorgaba ningún beneficio con respecto a sus compañeros. Hacía las mismas tareas, tenía los mismos deberes y derechos que cualquier guerrillero raso. Tiempo atrás había comenzado a seguir el proceso guerrillero en el que descollaba la figura de un líder que según el ejército y los medios, fuera asesinado unas 1200 veces, hasta que volvía a ?aparecer? cada vez, echando por tierra las versiones existentes. El Tiempo, medio oficial, transcribía textualmente los partes de guerra del ejército colombiano, donde también volcaba la mentira.
La guerrillera Oneyda
EN CASA VERDE también conocí a Oneyda, una guerrillera de rasgos indígenas como muchas otras guerrilleras. Con su fusil M2 prestaba guardia en una trinchera construida con gruesos troncos. Tenía, además, una cadena de la que pendían latas vacías que habrían de chocarse entre sí en caso de avance del enemigo.
Me contó los duros momentos que vivía cuando era campesina y el ?patrón? la trataba tan mal como no merece ser tratado siquiera un animal. Esas injusticias la empujaron selva adentro, buscando en la guerrilla su dignificación. Su sueño era ?y es- construir un campesinado sin terratenientes ni hordas paramilitares acosando a los campesinos.
Eliana, la radiooperadora de Rául Reyes 2005.
EN LA PROFUNDIDAD de la selva húmeda, en Putumayo, rodeada de culebras, arañas y otras alimañas que causarían un infarto a la fiscal, otra mujer, Eliana, tecleaba día y noche su computador como radiooperadora bajo la orden del comandante Raúl Reyes. Fue una de las primeras mujeres enlistadas en esas filas combatientes por ahí al principio de la década 70´. En 1998 ya había cumplido 26 años de lucha sin descanso por la Nueva Colombia. Y sigue sus tareas en algún lugar de Colombia.
Recuerdo a Susana a quien conocí en 2005. Ella fue una de los tres sobrevivientes del bombardeo al campamento del comandante Raúl Reyes el 1 de marzo de 2008. Ante la entrevista en abril 2005 se arreglaba frente a un espejo con esa coquetería femenina que ni aún en las circunstancias más difíciles ellas quieren omitir.
Susana sobrevivió el bombardeo 2008
Su piel morena parecía ébano en medio de la selva, se manifestaba orgullosa de ser comunista y así lo repetía en el aula del campamento de Raúl Reyes, cuando dictaba los talleres sobre el Movimiento Bolivariano, Milicias Populares, Partido Comunista Clandestino y Milicias Bolivarianas. Los guerrilleros la escuchaban con atención siendo su tono amable, maternal, convincente.
Luego del bombardeo en el que muriera Raúl y sus compañeros más cercanos, ordenado por el entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos y su jefe, Álvaro Uribe Vélez, Susana fue herida gravemente en ambas piernas. Salvó su vida increíblemente y luego fue recibida en la que se conoce como una ejemplar actitud solidaria brotada desde la Nicaragua Sandinista, gracias a la interferencia del Comandante Daniel Ortega.
No tuvieron la misma suerte Yarlene, enfermera indígena, ni Marcela, joven guerrillera que conoció Putumayo diez años antes del crimen que borró sus sonrisas para siempre.
INOLVIDABLE FUE EL IMPACTO que me causó otra Mujer Guerrillera, Lucero Palmera, compañera de vida y lucha de Simón Trinidad con quien tuvo una hija hermosa. Lucero también era colega como encargada de la radio Voz de la Resistencia?Cadena Radial Bolivariana, CRB.
Lucero Palmera en posición de combate en la montaña del norte de Colombia
En la emisora
El 31 de diciembre de 2004 su compañero fue extraditado a Estados Unidos por orden de Uribe en lo que se consideró un espectáculo aberrante de la ley, así como fue indicativo de pérdida de soberanía. Pero Lucero, que no tenía orden de captura cuando junto a Simón fue detenida en Quito, mientras intentaban tomar contacto con la ONU para la liberación de unos prisioneros en control de las FARC, regresó al siguiente día a Colombia, cruzando el Río San Miguel para reunirse con sus camaradas. En abril del 2005, pasé una semana en el pequeño campamento que solo tenía la tarea de transmitir la ?Voz de la Resistencia? de la Cadena Radial Bolivariana, CRB. Su firmeza fue de hierro, pese al golpe que fue la extradición de Simón a EE.UU.
Lucero se preparaba desde las 3 de la madrugada para abrir las transmisiones a las 6 en punto, cuando el himno nacional y el de las FARC anunciaban el nuevo día en lucha de la guerrillerada.
Nunca la vi acostarse antes de la medianoche, que era cuando cerraba la jornada. Un día fuimos al río y allí pude conversar con ella durante dos horas. Con total compañerismo accedió a una serie de preguntas y me impactó su sinceridad y optimismo, su convencimiento de las razones que la impulsaron hacia adentro de las FARC y su firmeza al sostener que estaba dispuesta a dar su vida por la Nueva Colombia.
La hija de Lucero y Simón
19 de SEPTIEMBRE de 2010: El entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos, sabía, por información de la inteligencia militar colombiana, que la hija de Lucero y Simón llegaría al Frente 48 cruzando el Río San Miguel. La hija no sabía que los agentes de Santos habían logrado implantar unos chip en la ropa suya cuando se encontraba en Quito, Ecuador. El chip que ella llevó al campamento guerrillero donde había otros 60 combatientes -incluyendo a Lucero y su hija- los convirtió en blanco de las bombas de Uribe y Santos.
ESTOS SON ALGUNOS DE ENTRE LOS MILES de ejemplos de mujeres en lucha heroica por su pueblo. Tal como fue el de Sandra ya que a todas las une el hilo conductor hacia un nuevo mundo más justo y equitativo para el pueblo colombiano.
Al ver a la fiscal no pude menos que compararla con las otras siendo todas partes de la misma realidad colombiana y lo hago sabiendo que las comparaciones suelen ser desagradables.
Una realidad que urge cambiar tanto para el campesino como para el habitante de las ciudades, ya que la miseria y la injusticia son los mismos flagelos padecidos por todos. Porque allí se rigen los destinos de la patria bajo la sombra feroz del neoliberalismo que ahora, bajo el mandato de Santos, será profundizado tal como cuando se dio la ?Apertura Económica? de César Gaviria al principio de la década 90,´produciendo, precisamente, la entrega del mercado del campo colombiano que ahora serán los recursos naturales al gran Capital Transnacional.
El terrorismo de estado está instalado en Colombia, quienes se oponen a ese régimen se convierten en víctimas inminentes del poder fáctico oligarca.
Mando feminino
LUCERO PALMERA LLORÓ la muerte por asesinato paramilitar de sus hermanos y sobrinos, cuando Jorge 40 diera la orden macabra, apoyada en su histórica connivencia con el ejército en el norte de Colombia y los oligarcas y terratenientes en el departamento de Sucre.
¿Conocerá esos crímenes la fiscal que opera desde una oficina confortable en el centro de la capital colombiana? ¿Será capaz de denunciar en algún momento a los autores intelectuales ?ya no digo a los matones a sueldo- dirigidos por Uribe y el Departamento de Estado?
Son relatos como los de Lucero y Sandra los que hacen menos complicado entender el tema del Conflicto Social y Armado, porque son auténticos, surgen desde el seno de la realidad colombiana.
Sandra en el Malecon de la Habana.
SANDRA, HOY EN PLENO diálogo junto a sus compañeros y el gobierno colombiano, no necesita títulos universitarios para sentarse en la mesa de negociación. Sus derechos ella los conquistó en el campo de batalla, junto a sus camaradas y bajo la guía de quien fuera su esposo, el legendario Manuel Marulanda.
Sandra, hoy, en pleno diálogo y lejos de su tierra, lleva el mensaje de sus miles de compañeras de armas, va rodeada por el espíritu de todas y cada una de esas mujeres que fueron capaces de conmoverse ante el espanto que padece su tierra.
Como periodista desde hace muchos años, entrevistarlas a todas ellas en el terreno de la lucha que atraviesan cada mañana, desde que el sol despierta en el horizonte donde para desplegarse por la Cordillera Oriental de los Andes, puedo asegurar que fue uno de los orgullos más grandes que llevaré conmigo el día que me toque partir hacia otro rumbo.
* En la audiencia el 19 de agosto este año en el juicio contra el director de ANNCOL, Joaquín Pérez.
Por Dick Emanuelsson, ANNCOL
Unas reflexiones subjetivas sobre los ?40 por ciento de los combatientes de la guerrilla de las FARC-EP
Sandra Ramírez a la izquierda, con un fusil M1 en sus primeros años en las FARC-EP.
Hoy negocia junto con los otros integrantes de la delegación guerrillera en la Habana
con el gobierno colombiano cómo llegar a una Colombia en paz con justicia social.
(Foto remarcada es de Patricia Grogg, IPS)
La voz de la fiscal* fue fría, seca, casi metálica, cuando me hizo la pregunta: ¿?Cuántas veces ha visitado usted campamentos guerrilleros??
Fue entonces cuando irrumpió en mí el recuerdo de otras Mujeres, guerrilleras, ellas, dueñas de expresiones totalmente diferente a las de la fiscal. Ellas eran cálidas, amables y hospitalarias.
La vida de la fiscal seguramente ha sido muy distinta a la de aquellas mujeres que se incorporaron a las filas guerrilleras, en su mayoría oriundas de hogares de familias campesinas. Mujeres que conocieron los rigores de la vida y las injusticias que la rodean que fue el motor que las impulsó a ingresar a las filas guerrilleras. Lamentablemente no se ha hablado mucho de ellas, así como tampoco se han dedicado horas ni dinero para plasmar su vida en celuloide o en papel.
Siempre existe el temor de que cunda el ejemplo, por ello es mejor obviarlo, hacer creer que no existen en medio de una realidad tan cruel cientos de conciencias desarrollándose unitariamente para desarticular proyectos exterminadores.
CARLOS ARTURO ALAPE, legendario escritor y periodista fue uno de los pocos en considerar que es necesario hablar sobre el movimiento popular colombiano que por supuesto, incluye a la guerrilla, porque es parte de la realidad colombiana. En la década del ?80 ó ?90 realizó una antología basada en la recopilación de datos y entrevistas con miembros del movimiento insurgente, las FARC y el ELN.
No existen, hasta el momento, muchos más materiales al respecto. Y no es un dato para omitir, sabemos que la guerra psicológica y la reducción del espacio democrático, así como la nula expresión de libertad en Colombia, ha asustado a tal grado que pocas veces la prensa seria se atreve a realizar reportajes en las regiones de bajo control guerrillero.
El temor de alguna manera es comprensible, la estigmatización ya está instalada, bien sabemos que quien se atreviera a interesarse por la situación de esos hombres y mujeres en lucha permanente, a los que Jacobo Arenas llamaba ?Revolucionarios Profesionales?, verá tras de sí la horda de agentes del DAS tratando de vincularlo con la insurgencia.
DOS SEMANAS DESPUÉS de iniciadas las conversaciones para el nuevo proceso de paz, en La Habana, la prensa dio cuenta de la participación de una mujer integrante de las FARC, en esas conversaciones. Tras el descubrimiento aún enroscados entre los pliegues del factor sorpresa, comenzaron a mencionar a Sandra Ramírez, ?viuda de Manuel Marulanda?, mujer de fuerte personalidad con 31 años de acción en las filas guerrilleras.
A Sandra la conocí entre los meses de marzo-abril de 1988 en Casa Verde, cuando se celebró la 2ª Cumbre de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. Esa fue la primera vez que pisé territorio guerrillero y realmente fue una experiencia emocionante, sobre todo la presencia de los 40 por ciento de los combatientes que eran y son mujeres. Ella era la compañera de Manuel Marulanda, cuestión que no le otorgaba ningún beneficio con respecto a sus compañeros. Hacía las mismas tareas, tenía los mismos deberes y derechos que cualquier guerrillero raso. Tiempo atrás había comenzado a seguir el proceso guerrillero en el que descollaba la figura de un líder que según el ejército y los medios, fuera asesinado unas 1200 veces, hasta que volvía a ?aparecer? cada vez, echando por tierra las versiones existentes. El Tiempo, medio oficial, transcribía textualmente los partes de guerra del ejército colombiano, donde también volcaba la mentira.
La guerrillera Oneyda
EN CASA VERDE también conocí a Oneyda, una guerrillera de rasgos indígenas como muchas otras guerrilleras. Con su fusil M2 prestaba guardia en una trinchera construida con gruesos troncos. Tenía, además, una cadena de la que pendían latas vacías que habrían de chocarse entre sí en caso de avance del enemigo.
Me contó los duros momentos que vivía cuando era campesina y el ?patrón? la trataba tan mal como no merece ser tratado siquiera un animal. Esas injusticias la empujaron selva adentro, buscando en la guerrilla su dignificación. Su sueño era ?y es- construir un campesinado sin terratenientes ni hordas paramilitares acosando a los campesinos.
Eliana, la radiooperadora de Rául Reyes 2005.
EN LA PROFUNDIDAD de la selva húmeda, en Putumayo, rodeada de culebras, arañas y otras alimañas que causarían un infarto a la fiscal, otra mujer, Eliana, tecleaba día y noche su computador como radiooperadora bajo la orden del comandante Raúl Reyes. Fue una de las primeras mujeres enlistadas en esas filas combatientes por ahí al principio de la década 70´. En 1998 ya había cumplido 26 años de lucha sin descanso por la Nueva Colombia. Y sigue sus tareas en algún lugar de Colombia.
Recuerdo a Susana a quien conocí en 2005. Ella fue una de los tres sobrevivientes del bombardeo al campamento del comandante Raúl Reyes el 1 de marzo de 2008. Ante la entrevista en abril 2005 se arreglaba frente a un espejo con esa coquetería femenina que ni aún en las circunstancias más difíciles ellas quieren omitir.
Susana sobrevivió el bombardeo 2008
Su piel morena parecía ébano en medio de la selva, se manifestaba orgullosa de ser comunista y así lo repetía en el aula del campamento de Raúl Reyes, cuando dictaba los talleres sobre el Movimiento Bolivariano, Milicias Populares, Partido Comunista Clandestino y Milicias Bolivarianas. Los guerrilleros la escuchaban con atención siendo su tono amable, maternal, convincente.
Luego del bombardeo en el que muriera Raúl y sus compañeros más cercanos, ordenado por el entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos y su jefe, Álvaro Uribe Vélez, Susana fue herida gravemente en ambas piernas. Salvó su vida increíblemente y luego fue recibida en la que se conoce como una ejemplar actitud solidaria brotada desde la Nicaragua Sandinista, gracias a la interferencia del Comandante Daniel Ortega.
No tuvieron la misma suerte Yarlene, enfermera indígena, ni Marcela, joven guerrillera que conoció Putumayo diez años antes del crimen que borró sus sonrisas para siempre.
INOLVIDABLE FUE EL IMPACTO que me causó otra Mujer Guerrillera, Lucero Palmera, compañera de vida y lucha de Simón Trinidad con quien tuvo una hija hermosa. Lucero también era colega como encargada de la radio Voz de la Resistencia?Cadena Radial Bolivariana, CRB.
Lucero Palmera en posición de combate en la montaña del norte de Colombia
En la emisora
El 31 de diciembre de 2004 su compañero fue extraditado a Estados Unidos por orden de Uribe en lo que se consideró un espectáculo aberrante de la ley, así como fue indicativo de pérdida de soberanía. Pero Lucero, que no tenía orden de captura cuando junto a Simón fue detenida en Quito, mientras intentaban tomar contacto con la ONU para la liberación de unos prisioneros en control de las FARC, regresó al siguiente día a Colombia, cruzando el Río San Miguel para reunirse con sus camaradas. En abril del 2005, pasé una semana en el pequeño campamento que solo tenía la tarea de transmitir la ?Voz de la Resistencia? de la Cadena Radial Bolivariana, CRB. Su firmeza fue de hierro, pese al golpe que fue la extradición de Simón a EE.UU.
Lucero se preparaba desde las 3 de la madrugada para abrir las transmisiones a las 6 en punto, cuando el himno nacional y el de las FARC anunciaban el nuevo día en lucha de la guerrillerada.
Nunca la vi acostarse antes de la medianoche, que era cuando cerraba la jornada. Un día fuimos al río y allí pude conversar con ella durante dos horas. Con total compañerismo accedió a una serie de preguntas y me impactó su sinceridad y optimismo, su convencimiento de las razones que la impulsaron hacia adentro de las FARC y su firmeza al sostener que estaba dispuesta a dar su vida por la Nueva Colombia.
La hija de Lucero y Simón
19 de SEPTIEMBRE de 2010: El entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos, sabía, por información de la inteligencia militar colombiana, que la hija de Lucero y Simón llegaría al Frente 48 cruzando el Río San Miguel. La hija no sabía que los agentes de Santos habían logrado implantar unos chip en la ropa suya cuando se encontraba en Quito, Ecuador. El chip que ella llevó al campamento guerrillero donde había otros 60 combatientes -incluyendo a Lucero y su hija- los convirtió en blanco de las bombas de Uribe y Santos.
ESTOS SON ALGUNOS DE ENTRE LOS MILES de ejemplos de mujeres en lucha heroica por su pueblo. Tal como fue el de Sandra ya que a todas las une el hilo conductor hacia un nuevo mundo más justo y equitativo para el pueblo colombiano.
Al ver a la fiscal no pude menos que compararla con las otras siendo todas partes de la misma realidad colombiana y lo hago sabiendo que las comparaciones suelen ser desagradables.
Una realidad que urge cambiar tanto para el campesino como para el habitante de las ciudades, ya que la miseria y la injusticia son los mismos flagelos padecidos por todos. Porque allí se rigen los destinos de la patria bajo la sombra feroz del neoliberalismo que ahora, bajo el mandato de Santos, será profundizado tal como cuando se dio la ?Apertura Económica? de César Gaviria al principio de la década 90,´produciendo, precisamente, la entrega del mercado del campo colombiano que ahora serán los recursos naturales al gran Capital Transnacional.
El terrorismo de estado está instalado en Colombia, quienes se oponen a ese régimen se convierten en víctimas inminentes del poder fáctico oligarca.
Mando feminino
LUCERO PALMERA LLORÓ la muerte por asesinato paramilitar de sus hermanos y sobrinos, cuando Jorge 40 diera la orden macabra, apoyada en su histórica connivencia con el ejército en el norte de Colombia y los oligarcas y terratenientes en el departamento de Sucre.
¿Conocerá esos crímenes la fiscal que opera desde una oficina confortable en el centro de la capital colombiana? ¿Será capaz de denunciar en algún momento a los autores intelectuales ?ya no digo a los matones a sueldo- dirigidos por Uribe y el Departamento de Estado?
Son relatos como los de Lucero y Sandra los que hacen menos complicado entender el tema del Conflicto Social y Armado, porque son auténticos, surgen desde el seno de la realidad colombiana.
Sandra en el Malecon de la Habana.
SANDRA, HOY EN PLENO diálogo junto a sus compañeros y el gobierno colombiano, no necesita títulos universitarios para sentarse en la mesa de negociación. Sus derechos ella los conquistó en el campo de batalla, junto a sus camaradas y bajo la guía de quien fuera su esposo, el legendario Manuel Marulanda.
Sandra, hoy, en pleno diálogo y lejos de su tierra, lleva el mensaje de sus miles de compañeras de armas, va rodeada por el espíritu de todas y cada una de esas mujeres que fueron capaces de conmoverse ante el espanto que padece su tierra.
Como periodista desde hace muchos años, entrevistarlas a todas ellas en el terreno de la lucha que atraviesan cada mañana, desde que el sol despierta en el horizonte donde para desplegarse por la Cordillera Oriental de los Andes, puedo asegurar que fue uno de los orgullos más grandes que llevaré conmigo el día que me toque partir hacia otro rumbo.
* En la audiencia el 19 de agosto este año en el juicio contra el director de ANNCOL, Joaquín Pérez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario