jueves, 4 de octubre de 2012

Un argentino en la guerrilla colombiana.

COLOMBIA

Entrevista con Facundo Molares Schoenfeld, 

comandante de la Columna Teófilo Forero de las FARC-EP 

por Camilo de la Puente
30 de Septiembre de 2012 

                                                          
Porque un Argentino está en las filas de las FARC? La batalla de Ayacucho contó con la presencia de soldados independentistas de diferentes países... Hoy la batalla de Ayacucho se da aquí en el Caquetá y en el Meta... las guerras de liberación en América Latina siempre han sido latinoamericanas.
El argentino Facundo Morales Schoenfeld, alias ?Camilo?, es integrante de la organización insurgente FARC-EP desde 2002 y concedió una entrevista días antes del anuncio de los acercamientos entre el gobierno y la guerrilla para empezar dialagos enmarcados en la construcción de paz. La Fuerza Pública se enteró de la existencia de Facundo Morales Schoenfeld en febrero de 2010, y su militancia salió a la luz pública en febrero de 2011, cuando el concejal Armando Acuña recobró su libertad vestido con un impecable traje, que días antes alias ?Camilo? había llevado. Principios de 2011 un integrante de la Fuerza Pública dijo al periodico argentino Clarín, que ?Ya lo detectamos y sabemos que antes de que termine diciembre va a caer?. En octubre de 2011 ?Camilo? es nuevamente mencionado, luego de unas detenciones masivas de estudiantes en el sur de país, que supuestamente habían tenido contacto con el argentino. En medio de las selvas colombianas, con un maté bien preparado, ?Camilo? nos cuenta sobre como llegó a la guerrilla, las posibilidades de un proceso de paz y el papel político de las FARC en el contexto latinoamericano.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia fueron fundadas en 1964 en la zona rural de Marquetalía. Inspirados por un pensamiento Marxista-Leninista, las FARC son hoy en día la guerrilla más antigua del mundo. Negociaciones e intentos de diálogo entre los succesivos gobiernos y las FARC se dieron en el país durante los últimos treinte años. En agosto de 2012 el gobierno de Santos y representantes de las FARC anunciaron que en octubre de 2012 en Oslo van a instalar una mesa de conversaciones que podría permitir una salida negociada al conflicto social-político y armado.

Porque un Argentino está en las filas de las FARC?

Nosotros hemos sido un solo pueblo desde el Río Bravo hasta la Patagonía. La batalla de Ayacucho contó con la presencia de soldados independentistas de diferentes países. Quiere decir que la batalla de Ayacucho fue la batalla de América contra el Imperio. Hoy la batalla de Ayacucho se da aquí en el Caquetá y en el Meta. Efectivamente tiene que haber presencia internacional, porque las guerras de liberación en América Latina siempre han sido latinoamericanas.

Porque existe hoy en día las FARC?

En la década de las noventa, cuando se cae el bloque del Este y la USSR y Fukuyama habla del supuesto fin de la historía, hay una fuerza revolucionaria en el mundo que no está en un proceso de retroceso, sino que tiene un avance. Una fuerza que esta enfrentando a la oligarquía y al imperialismo en el terreno de combate y que le está derrotando. En el momento en que el imperio estaba festejando su victoria sobre el Bloque Socialista, las FARC estaba aguándole la fiesta, demostrando que el fin de la historia y del socialismo eran predicaciones falsas.

Finalizando la década de las noventa nuevos gobiernos populares en todo el continente empiezan a llegar al poder, dándole un nuevo aire a la política latinoamericana y al mundo. Paralelo a la llegada de esos gobiernos de fuerzas populares se desencadena la operación militar más grande en la historia del continente, el Plan Colombia. Un plan de guerra total y de arrasamiento que pone a Colombia tercero en la lista mundial de apoyo norteamericano, después de Israel y Egipto. En medio de la resistencia, de no dejarnos derrotar y de poderlo golpear al enemigo, los procesos populares en América Latina se van multiplicando.

Este proceso de cambios en América es muy parecido a los primeros años de nuestros procesos de independencia. Cuando se dieron los primeros gritos de independencia, estos se dieron de forma pacifica. Después, cuando el imperio español se sacó el yugo de la invasión francesa y logró una estabilidad como imperio, vino por la reconquista. La inmensa mayoría de los procesos revolucionarios que habían llegado en algún momento de forma pacifica se caen en este momento y son derrotadas sangrientamente. Entonces empieza la segunda etapa de la independencia americana, que es la etapa de las guerras revolucianarias. Allí surge Bolivar, surge San Martin, surge Artiges, surgen los grandes caudillos militares en América. En la primera etapa pacifica de la independencia Bolivar no tuvo una participación protagónica. Fueron otros que asumieron ese papel. Fueron los Nariño, Mirando y Moreno, entre otros. Pero llega un momento en donde esos intelectuales, traductores de la declaración universal de los derechos del hombre, son derrotados, porque no tenían una visión de fuerza. Estamos ante un nuevo momento de reconquista.

Los Estados Unidos van a ser derrotados en Iraq y Afganistán y cuando son derrotados y les toca retirarse siempre van a volver la mirada sobre su patio trasero, sobre América Latina. Venezuela está en la lista de las ambiciones norteamericanas, porque allí están las reservas petroleras más grandes del continente. La reactivación de la cuarta flota tiene que ver con eso, como también la instalación de sus bases militares en Colombia. Están preparando las condiciones para que en algún momento se puede dar ese desembarco masivo sobre el continente. Estados Unidos está empezando a perder su hegemonía y se va volver más agresivo. Por eso se da un golpe de Estado en Honduras y en Paraguay y hay intentos de golpe en Ecuador, en Venezuela y en Bolivia. El imperio está moviendo sus piezas en este gran juego de ajedrez macabro. Cuando este se dé y ojalá nos equivoquemos, las FARC van a seguir siendo siempre un lugar de llegada de todos los revolucionarios de América. La experiencia combativa de las FARC va estar al servicio para volver a estructurar los gobiernos populares en el continente.

En que momento decidiste venir hasta acá?

En mi tierra hicimos un levantamiento popular en el año 2001 en el que tuve la oportunidad de participar. Resquebrajamos el sistema del país y en dos meses de peleas populares pasaron cinco presidentes de la República. Eramos un pueblo efervescente, un millón de personas peleando en las calles, en donde un joven caía muerto a manos de la policía, pero diez se alzaban y pasaban por encima del cadáver de un muerto para seguir peleando. Los locales comerciales de las empresas norteamericanas, empezando por McDonalds, estaban en llamas, como símbolo de la rebeldía en contra de la presencia estadounidense. Eso fue la primero que ardió. Luego siguieron las otras empresas extranjeras.

El problema de esos levantamientos espontáneos es la falta de organización que pueda suplantar al Estado. Una cantidad de partidos de izquierda pequeños, atomizados, sin lideres, muchas veces enfrentados entre ellos, no tienen la capacidad de establecer un pulso de fuerza con el Estado. Lo que nos faltó fue una fuerza revolucionaria que podía orientar ese alzamiento popular. La reflexión que saqué en esos días, y que me marcó en mi decisión, fue que con un solo frente de las FARC podríamos haber tomado el poder con toda esa fuerza insurrecta. No necesitabamos más. Era un pueblo decidido a cualquier cosa, un pueblo que llevaba feliz el combate a pesar de los 70 muertos en los primeros dos días.

No podemos desperdiciar la vida dos veces y uno tiene que aprovechar en la vida todas las oportunidades. Yo tuve la fortuna de poder vivir en mi tierra el que se dio después de sesenta años. Esperar otros cincuenta años para una segunda oportunidad era imposible y tenía que buscarla en otro lugar. Por eso estoy en Colombia. Como dijo Alexandra [Tanja Neijmijer], la revolución si se da, se da en Colombia y entonces hay que estar aquí para vivirla.

Tenía referencias de las FARC desde los años noventa y sin embargo me demoré diez años en decidirme a vivir aquí. En esos diez años de distinguir las FARC a lo lejos, siempre tuve la voluntad de ser guerrillero. Tenía unas once años cuando leí la biografía del Che y dije yo quiero ser como él. Uno tiene claro que si la voluntad le acompaña, si la moral, si la decisión de vencer o morir le acompaña, uno puede transformar este país.

Que perspectivas de paz existen?

Para resolver el conflicto hay que tomarnos el poder. Sin embargo, la toma de poder no necesariamente tiene que ser de forma violenta. Las FARC no tienen la mente cerrada y no solo dicen que se puede llegar allí por la vía de las armas. En la declaración fundacional de las FARC se establece que nosotros hubiéramos querido llegar a alcanzar nuestras metas por métodos pacíficos. El orden imperante en Colombia y la estrategia militar imperial sin embargo no han permitido esa confrontación pacífica. Ellos hacen un gran negocio de la guerra.

Cuando nosotros hablamos de la paz, hablamos de una paz real. Lo que nosotros no podemos entender es el mensaje que nos dan desde el poder en donde nos llaman a entregar las armas y de claudicar nuestro empeño de construir un país diferente. No nos alzamos en armas para entregarlas y que todo sigue igual. Eso lo pueden tener muy claro. Jamás van a ver a una FARC entregada de rodillas. Jamas las FARC se van a rendir. Podemos acallar las armas, puede adquirir en un momento dado más importancia las movilizaciones y las protestas populares. Pero si el enemigo bloquea esas movilizaciones y protestas populares con muertes violentas, allí van a estar las FARC con una respuesta militar. Si el Estado respeta eso es cuando va habar una etapa nueva.

Un sector de la oligarquía tiene la ilusión que puede terminar con la guerrilla a través de las armas, es eso, una simple ilusión. Ellos piensan que los muchachos aquí en las FARC están obligados, o que están aquí por que se les ha engañado. Sin embargo aquí hay una juventud dispuesta a un sacrificio, que está conscientemente en las filas de la guerrilla y toda esa juventud tiene un pueblo que la ha puesto allí. Si no hubiera un pueblo que estuviera de acuerdo con la guerrilla, la guerrilla no existiera. Mientras que ellos piensan que la solución final es militar, nosotros aquí seguimos peleando. Nosotros no tenemos los días contados. Esa guerra puede durar cien años más y nosotros estamos dispuestos a hacer ese sacrificio si es necesario. Lo que estamos diciendo es que eso va implicar un sufrimiento para un pueblo que podríamos evitar. Nosotros en aras de una visión humanitaria y de progreso de este país, deberíamos evitar seguir en la guerra. Yo recuerdo cuando Uribe subió al gobierno, el camarada Alfonso Cano le extendió una carta en que dijo, dialoguemos ahora, no esperemos cinco mil muertos para ponernos a dialogar. Y lamentablemente han pasado mucho más de cinco mil y hasta la fecha han estado cerrados los caminos del dialogo.

Las puertas hacía una solución negociada del conflicto político, social y armado parecen haberse abierto con los acercamientos que se han dado en Cuba. Sin embargo, desde varios sectores ya se ha querido entorpecer este proceso. El ex-presidente Alvaro Uribe Vélez dijo que era incomprensible que en medio de un supuesto deterioro de la seguridad el Gobierno estuviera negociando con la guerrilla. Otros sectores, tanto de la sociedad civil, como también de los partidos políticos tradicionales, han aplaudido los esfuerzos del Gobierno y la guerrilla y han expresado su apoyo a la iniciativa.


OPINIÓN
LA ARGENTINIDAD DE LAS CLOACAS

                                                
                                                          Por Jorge Luis Ubertalli

El 1 de octubre, mes emblemático si lo hay para los revolucionarios del mundo y Nuestra América, me llegó desde Colombia una noticia más que edificante: el Comandante fariano Facundo Molares Schoenfeld, ?Camilo?, es argentino. Un internacionalista, digno continuador del camino que otros transitaron, y que sobrevivieron, o murieron o quedaron minusválidos en el contexto de la patriada Centroaméricana de los años 80, como el Negro Hugo, el Flaco Francisco, los Santiagos, uno de ellos muerto en Paraguay, el teniente Marcelo, y tantos otros hermanos que enarbolaron hasta las últimas consecuencias las banderas del Che.
?La solidaridad internacional es la ternura de los pueblos?, declamaba el ya fallecido Comandante de la Revolución Sandinista, Tomás Borge Martínez. Y Camilo, hoy, honra estas tradiciones, que si bien afloraron en la por él mismo nombrada Batalla de Ayacucho en un reciente reportaje, se continuaron en la lucha contra el fascismo durante la Guerra Civil Española. En las Brigadas Internacionales innumerables y casi anónimos combatientes argentinos llevaron en alto las banderas del internacionalismo proletario. Uno de ellos, Hipólito Etchebehere, cayó en combate en Atienza, Aragón, cuando intentaba tomar el castillo de esa localidad, en tanto su compañera, Mica Feldman, también combatiente, fue la única mujer que ostentó en el marco de la guerra contra el fascismo el grado de Capitán. Durante años, sin hacer alharaca, multitud de argentinos combatieron en otros países latinoamericanos, intercambiándose en su quehacer revolucionario con internacionalistas de otras latitudes. Sus actitudes, destacables y honorables, se dieron, y se dan hoy en el caso de Camilo,  en el marco de las guerras justas contra el imperialismo y sus vasallos uniformados del subcontinente que, sirviendo a los intereses del capitalismo local e internacional, escarnecieron, y lo siguen haciendo, a pueblos enteros a través de dictaduras genocidas o democraduras.
Sin embargo, aunque en Colombia hay un Camilo que representa a sus compatriotas bien nacidos, también hubo, y seguramente hay, representantes de la argentinidad de las cloacas. Descontando el inicio del periplo reaccionario argentino en Colombia, representado por el coronel Juan Francisco Guevara, vinculado en la Argentina a la dictadura del general Juan Carlos Onganía (junio 1966) y a los denominados ?Cooperadores Parroquiales del Cristo Rey?, adscriptos a las revistas fascistas francesas ?Verbo? y ?La Ciudad Católica? y a la Organización del Ejército Secreto (OAS), designado embajador allí en esos años del onganiato, otros esperpentos de las tinieblas se vincularon con la reacción y el paramilitarismo colombiano.      

El 8 de agosto de 1999, pocos días antes de la circulación de mi libro ?Colombia en la Mira, Breve reseña de la agresión Imperialista, Estatal y Narcoparamilitar?, el paramilitar colombiano Carlos Castaño declaraba al diario local ?Clarín? que un argentino radicado en Colombia le había indicado que un uniformado retirado de nuestro país, vinculado al ?carapintada? Aldo Rico, le podría conseguir armas. Castaño estuvo aquí y se reunió con mercenarios que luego se trasladarían al país del vallenato para participar en las masacres populares y/o instruir en esas artes a los uniformados de allí..Propiciador de la ?solución militar? al conflicto colombiano, Castaño también dio rienda suelta ese mismo día a su patriotismo. ?Bienvenida sea la intervención extranjera ante una guerrilla que no da muestras de querer la paz y un gobierno no dispuesto a querer combatirla?. Se refería, obviamente, al gobierno de Andrés Pastrana, iniciado un año antes y que llevaba a cabo diálogos con las FARC, que incluyeron la desmilitarización de 42 mil kilómetros cuadrados ubicados en los departamentos del Meta y Caquetá. Mientras Castaño retozaba en el país reclutando mercenarios, se allegaba aquí el también ?halcón? colombiano, general Harold Bedoya Pizarro, adelantado del ?zar antidrogas? de los EE.UU., General Barry Mc Caffrey. Bedoya Pizarro fue invitado a visitar Argentina por el almirante (R E) Ramón Troitiño, de la Infantería de marina, y por el capitán de fragata (R E) Miguel García, ambos titulares de un denominado Movimiento de Unidad Nacional (MUN), integrado por civiles y militares reaccionarios, a fin de que diera unas conferencias. Alojado en el Hotel Naval y conferenciando en el Círculo Militar, de la Fuerza Aérea y Naval, Bedoya Pizarro se declaró ferviente partidario de la ?solución militar? al conflicto colombiano, propiciando de igual manera que Castaño una intervención extranjera en su país, lo que valió un comunicado de repudio a sus declaraciones del entonces embajador colombiano en Argentina, Polo Hernández. De fuentes confiables se supo que Bedoya Pizarro, quien se reunió con legisladores y empresarios, entre otros exponentes de las ?fuerzas vivas?, solicitó aquí, al igual que Castaño, apoyo logístico, armas y expertos en ?guerra sucia? para su país. El archiduro general no era un desconocido para los uniformados locales. En 1978 se allegó hasta aquí para realizar un curso de guerra antisubversiva. Tan bien aleccionado se fue, que al llegar a Colombia y coberturizado a través de un Batallón de Inteligencia (BINCI Charry Solano), conformó la Alianza Anticomunista Americana( AAA), organización parapolicial homóloga de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), conformada aquí en 1974 por fascistas vinculados al gobierno de Isabel Perón y a hampones, entre ellos narcotraficantes. Colombianos y argentinos asesinados en sus respectivos países fueron mudos testigos del accionar de estas bandas.
Los avatares de Castaño, Bedoya P. y otros no tan conocidos dieron sus frutos. El 18 de marzo del 2002, el aviador argentino Martín Roberto Allen, quien piloteaba un avión OV-10, se estrelló en la localidad colombiana de Montañitas, departamento de Caquetá, donde se ubica la base militar colombo-norteamericana de Tres Esquinas. ?¿Qué hacía allí Allen y por cuenta de quien piloteaba aquel avión? .Contratado por la empresa Dyncorp, que llevaba a cabo acciones militares en Colombia por mandato del gobierno de Estados Unidos, se hallaba rociando con glifosato, un potente herbicida, 20 hectáreas de coca en la vereda de La Ceiba, cuando los aires no tan buenos en los que navegaba cedieron bajo su avión. Su solitaria incursión en Colombia por cuenta y parte de Dyncorp, empresa utilizada en los años 80 para trasladar armas desde Estados Unidos a Centroamérica y desde allí cocaína hacia Estados Unidos en el marco de la guerra sucia antisandinista, no lo era tanto, si tenemos en cuenta que ese mismo día el entonces diputado Miguel Ángel Toma, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara Baja, había declarado la intención de formar aquí pilotos militares colombianos de helicópteros. Sus afirmaciones concordaban en todo con declaraciones anteriores formuladas por el también otrora canciller del presidente Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, el 29 de enero de ese año, quien le había garantizado al (entonces) Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, el entrenamiento de militares colombianos en el país a cambio del respaldo de Washington para lograr auxilio económico ante la crisis.? .( ?Las Honduras Argentinas de Colombia?, Jorge Luis Ubertalli, Agencia Prensa Latina, 6 de setiembre del 2009).

La argentinidad clara y transparente de un Camilo internacionalista, contrasta ahora con la argentinidad de las cloacas de los traficantes de la muerte, que una vez más intentan boicotear los Acuerdos de Paz, por cuanto, como dice Camilo, ?ellos hacen un gran negocio de la guerra?.

Como concluiría Mario Benedetti: "Dios los ayude, o mejor, Dios los reviente".

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